XI. SENTIMIENTOS

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-Sirius, ya me tengo que ir -la chica intentaba salir de la cama sin éxito-. Sirius, suéltame.

-No, aún es muy temprano -El Black se aferraba más al cuerpo de la chica.

-Justo por eso debo irme ya -Después de luchar un poco más por su libertad se rindió-. Eres un fastidio.

-Mhm, eso no lo decías anoche -Brooke solo rio ante esto.

-Sirius, de verdad no me puedo quedar más tiempo. Si mi papá se entera de que no volví a casa anoche me va a matar.

-Dile que te quedaste en casa de Elara -se subió encima de ella y empezó a besar su rostro-. Fácil.

Después de pensarlo unos segundos la chica finalmente accedió, enredó sus brazos alrededor del cuello del hombre y comenzaron a besarse, la calentura en la habitación se elevó de manera radical.

La noche anterior Sirius había invitado a Brooke a cenar en su departamento, entre largas conversaciones y varias sesiones de besos llegaron las dos de la mañana.

Él le pidió que se quedara a dormir en el lugar, pues ya era tarde y no quería que tuviera problemas al irse.

Esa noche ambos durmieron de manera placentera, mejor de lo que habían dormido en mucho tiempo.

Los labios de ambos estaban hinchados, cada parte de Brooke gritaba por ser tocada, Sirius deslizó su mano cerca de la zona íntima de la chica, pero ella lo detuvo.

-Sirius y-yo...

Él notó su indecisión y alejó su mano- Está bien, no tienes que hacer nada que no quieras -besó su frente y se recostó a su lado.

La chica se volteó para así abrazarlo- Gracias.

Después de unos minutos en silencio él se incorporó sobre sus codos- Voy a hacer el desayuno, ¿Quieres ayudarme?

Brooke asintió- ¿Qué vamos a hacer?

-Mhm... un festín -ella sonrió ante la idea, se levantaron de la cama y se dirigieron a la cocina.

Mientras Sirius hacía huevos, Brooke se encargaba de hacer la mezcla de los panqueques. De vez en cuando se miraban sonriendo de manera tonta.

Cuando el Black terminó de cocinar, se acercó a la chica por detrás rodeándola con sus brazos- Te ves preciosa con mi ropa puesta.

Brooke rio ante el comentario, pues solo portaba una playera que le quedaba de vestido- Parezco enana con tu playera.

-No es mi culpa que ya no hayas crecido más -Brooke le dio un golpe con su codo- ¡Oye!

-Grosero -hizo una mueca y volteó su cuerpo para quedar frente a él-. Terminé.

-Bien, mientras los cocinas voy a recoger mi correo -la besó-. Ya regreso.

Dejó a la chica en la cocina mientras él salía de su departamento y se dirigía a los buzones del edificio. Cuando finalmente llegó se encontró a una anciana ya mayor haciendo lo mismo, así que cortésmente la saludó y se dirigió al propio.

Abrió el compartimento y sacó una pila considerablemente grande de cartas y avisos. Mientras hojeaba recibos, anuncios y facturas divisó una en particular que hizo que se detuviera en su lugar.

Era una invitación para una boda, específicamente la invitación de la boda de Marlene Mckinnon.

Sirius se quedó petrificado viendo la pequeña tarjeta color perla en sus manos, sintió una pequeña punzada en el corazón y como sus pulmones le pedían a gritos que volviera a inhalar aire.

Sinners | Sirius Black | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora