XV. TRISTEZA

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Sirius Black

Cuando llegué a mi departamento intenté dormir, pero no pude, la imagen de Brooke llorando por mi culpa no dejaba mis pensamientos, dolía demasiado dañarla.

Me gustaría poder decir que sé tomar las mejores decisiones en la vida. Que soy un adulto responsable que sabe cómo salir adelante y siempre tiene la respuesta para todo.

Decir que puedo sobrellevar cada obstáculo que se me presenta sería una vil mentira, y justo como en cada ocasión, en estos momentos me dirijo a un bar con el propósito de olvidar mis penas.

Más bien me dirijo con el propósito de olvidar a una castaña de ojos azulados que no deja mi mente, aunque lo intente.

He pasado días intentando entender por qué me metí en este embrollo desde un inicio, no es que me arrepienta, pero si lamento el daño que le he provocado a Brooke.

Verla en su fiesta reír mientras era sostenida por otro hombre hizo que mi decisión de alejarme de ella fuera definitiva. No porque estuviera celoso, aunque mentiría si decía que verlo en el piso llorando no era una idea fantasiosa.

Sino que el hecho de que lo pudieran hacer públicamente y que él nunca la dañaría fueron parte de las razones principales. Yo quería estar en su lugar, yo quería darle todo lo que mereciera, pero sabía que nunca lo lograría.

¿Cómo podría amarla de la manera que merece si aún me perturba mi pasado con otra mujer? ¿Cómo podía ser yo el hombre que merece cuando ni siquiera puedo cuidar de mí mismo?

Llegué a un bar que parecía poco concurrido, eso me parecía perfecto, las probabilidades de que terminara en una pelea por hacer una estupidez ebrio se reducían en gran cantidad.

Me senté lo más alejado que pude de la gente y comencé a ordenar tragos, todos sabían a lo mismo, derrota.

Perdí la cuenta de la cantidad de tragos que había injerido, perdí la noción del tiempo, pero las imágenes de mi hermosa Brooke no se iban.

Comenzaba a desesperarme, hasta que una voz femenina me sacó de mi trance- ¿Este asiento está ocupado?

Volteé en dirección a la persona que hablaba, era una mujer de unos veinticinco años con cabello salido de comercial de shampoo.

Al ver que yo no respondía volvió a hablar- ¿Hola?

Negué intentando volver a mí mismo- Lo siento, estoy algo distraído. No está ocupado, adelante.

Me sonrió mientras tomaba lugar a mi lado, no mentiría cuando decía que era preciosa, pero en estos momentos estaba tan perdido pensando en otra persona que ni siquiera podía prestarle atención completamente.

-¿Qué estás tomando? -me preguntó sonriendo.

-Whiskey en las rocas -ella asintió- ¿Quieres uno?

Volvió a asentir, pude jurar que por un momento vi como bajaba su blusa para revelar un poco más sus pechos, pero de nuevo intenté no prestarle atención.

Platicamos por un buen rato, las bebidas iban y venían, y mi cabeza giraba cada vez más, ella también lucía ebria.

-Y... ¿Tienes novia? -preguntó de manera directa.

-No... Acabo de terminar algo complicado -suspiré-. Creo que fue para mejor.

-Lo siento mucho -tomó mi mano-, debió ser difícil.

Yo solo asentí mirando mi vaso- Solo quiero que ella sea feliz.

-Tú también mereces ser feliz -comenzó a subir su mano por mi brazo-. Mereces sentirte bien.

Sinners | Sirius Black | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora