Sinners | Sirius Black | +18

XII. ROGAR

(Este capítulo tendrá pensamientos y cartas, por lo tanto, parte del texto estará escrito con esta letra)

Brooke,

No sé ni siquiera por donde empezar, lamento profundamente la manera en la que traté. No podría explicar cual fue el motivo por el cual reaccioné de esa manera, pero lo que sí sé es que tú no merecías ese trato.

Por favor déjame compensártelo, quiero volver a escuchar tu voz, no me importa si es solo para gritarme, pero necesito escuchar de ti. Estos días en silencio han sido realmente tortuosos y sé que lo merezco, pero parece que me estoy volviendo loco.

Tuyo,

S.B.

Habían pasado cinco días desde la carta, Sirius aún no había recibido una respuesta. Entendía el silencio, entendía que merecía todo eso, pero aun así le dolía.

Cuando la chica se marchó lo único que pudo hacer fue llorar, se dio cuenta que todos tenían razón, siempre arruinaba todo lo bueno que pasaba en su vida.

Marlene lo había alejado y ahora se casaría con un hombre que sí la merecía, su relación con su hermano no era la mejor, y ahora había alejado a Brooke.

Decidió entonces ahogar sus penas en alcohol, beber hasta que dejara de sentir sus lágrimas caer, beber hasta su conciencia dejara de reprocharle sus errores.

Brooke,

Ya no sé cuantas cartas te he escrito, he perdido la noción de la cantidad. Solo he logrado enviar una, pues las otras me parecen verdaderamente patéticas. Quiero poder escribir todo lo que siento, pero ni siquiera sé por dónde empezar.

Te pido una oportunidad para explicarme, quiero ser honesto contigo y poder contarte lo que realmente pasa. Ya no puedo más con este silencio, sé que yo soy el causante, pero aún así me duele tu frialdad.

Tuyo,

S.B.

Terminó de escribir la carta y se tambaleó hasta donde se encontraba su lechuza, después de minutos intentando atarla, la lechuza le arrebató la carta y voló por su ventana.

-Estúpida lechuza -pensó el hombre.

Se tiró al suelo y se quedó contemplando el atardecer por su ventana, sus ojos comenzaron a pesar, e imágenes de los acontecimientos de las semanas pasadas llegaron a su mente.

Brooke le sonreía mientras él besaba sus mejillas, intentaba alejarlo de manera juguetona mientras él continuaba con su cometido.

Sintió como si una fuerza externa lo jalara, pero no quería que la imagen desapareciera. El movimiento continuó hasta que finalmente abrió los ojos.

Parecía que era otro día, pues ahora el sol brillaba de manera molesta. Volteó hacía la persona que lo despertó y se encontró a James.

-Buenos días princesa -le sonrió James.

-¿Qué hora es? -preguntó Sirius.

-Son las ocho de la mañana -James finalmente se movió-. Levántate, vamos a salir.

-No, no quiero.

-No era pregunta -el Potter salió un segundo y regresó con una toalla-. Toma, báñate. Tienes quince minutos.

-Yo nunca dije que estuviera de acuerdo.

-Vamos Sirius, llevas encerrado aquí días -negó James-. Solo quiero animarte un poco.

Sirius pareció pensarlo, pero después de algunos segundos finalmente suspiró y se incorporó- Bien, dame quince.

-Perfecto, te espero en la cocina.