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Era la última semana de clases, en los últimos dos meses no había pasado nada interesante o relevante, la vida seguía su curso, Azael se alejaba de Alyssa poco a poco , sin que él se diera cuenta. Por otro lado, Dalia y ella eran más inseparables que nunca, se la pasaban juntas todo el tiempo y su amistad ya no era un secreto.
Alyssa iba caminando hacia el gran comedor cuando susurros empezaron a oírse a su al rededor, ella empezó a mirar hacia los lados, extrañada de que la vieran, generalmente no era el centro de atención.
—Sí... Escuché que una Malfoy es su amiga.
—Que repugnante, seguramente es su amiga por lástima.
—Pues yo escuché que es la gemela Malfoy, de primer año, es igual de rarita que ella.
—Basta, nos mira—Dijo una chica castaña, ella y su grupo de amigas Ravenclaw se fueron de ahí.
Alyssa estaba muy confundida, ¿Por qué hablaban de ella sin conocerla?
Obligándose a no oír lo que decían, siguió caminando. Pero hubo un detonante, algo que la hizo perder el control.
—Se dice que tiene un hermano secreto... Pero el tipo está muerto.—Susurró una chica rubia de slytherin, de la misma edad de Alyssa.
—¿Qué dijiste?—Preguntó Alyssa a la defensiva—¿Por qué dices eso?
—¿Por qué te afecta tanto? ¿A caso es real?—Contraatacó—Todo el mundo mágico sabe lo horrible que es tu familia, y claro, que tú madre te abandonó, te dejó. ¡La deshonra del mundo mágico y La Mancha de sangre muggle en uno de los apellidos de los sagrados 28!
La rabia de Alyssa cruzó por sus venas, por su sangre. No iba a permitir que hablaran así de ella y su familia.
—Repítelo—Dijo entre dientes con bastante enojo—Repite eso que acabas de decir.
—Los Holland son la deshonra del mundo mágico y tú mamita es una estúpida que te abandonó ¡Porque eres inútil! Si tú madre te abandonó, ¿Crees que vales algo?
La palabras fueron como una apuñalada en el pecho de la castaña. No lo dudó dos veces cuando su puño ya estaba estampado en la nariz de la chica, la aventó al suelo y empezó a jalonear el cabello.
A su alrededor había gritos desesperados de que parase, pero Alyssa sólo pensaba en todo lo que esa niña había hablado, las mentiras que había dicho, y la manera en la que había insultado a su familia.
—¡Jamás vuelvas a hablar de mi familia!—Gritó enojada, lágrimas corrían sobre sus mejillas—¡Nunca!—Alyssa volvió a golpear, ahora ganándose un arañazo en el labio por la chica en el piso.
—¡Viene McGonagall!—A Alyssa le importó muy poco la advertencia, realmente no oía nada a su alrededor. La joven se paró y tomó su varita en mano, lista para apuntar a la rubia.
