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Theo estaba en la mansión Malfoy, Daphne había sido citada junto a su padre, por alguna razón lo habían traído. Después del escándalo del escape de Alyssa y los Malfoy, todo estaba de cabeza. Él se había metido a la habitación que era de Alyssa, buscaba entre los cajones para encontrar alguna pista de dónde estaban, pero no hallaba nada. Por fin en un cajón del escritorio sacó varias cartas, todas eran dirigidas hacia él, empezó a leer una por una en orden, cuando terminó de leerlas sintió su corazón herido. La manera de escribir de Alyssa había cambiado muchísimo en siete meses... Se reflejaba el cambio que ella había tenido.
—Theodore, ¿Encontraste algo?—Le preguntó Narcissa desde la puerta.
—Nada, no hay ni un solo rastro.
—Dios mío... Cada segundo qué pasa me asusta más. Ya están siendo buscados con desesperación, me temo que si los encuentran...—Narcissa se quedó callada, tragó en seco—Ahí la única importante para el señor tenebroso es Alyssa, mis hijos no le importan. Los matará si los encuentra.
Theo se acercó a Narcissa y la abrazó. Después de la muerte de su madre, ella había sido una figura materna en su vida.
Compartía la angustia de no saber dónde estaban sus amigos, si estaban con vida o no... Aunque si estuvieran muertos él ya lo sabría, todo el mundo mágico lo sabría. Esperaba que Alyssa conociera a alguien más y escaparan, que se cambiara la identidad o algo parecido, no tenía el coraje para verla a la cara después de que la noticia se hubiera hecho pública.
Cuando su padre habló con Theo, él se negó al primer instante, pero las amenazas contra él fueron más agresivas que nunca.
[Noviembre del 97]
"—Escúchame bien, Theodore—Abraham tomó a su hijo por la nuca con agresividad—Sé tu secretito. Sé de Grohem. Así que me escucharás bien, mocoso. Necesitamos dinero, ya no tenemos ni un centavo en la cuenta de Gringotts. Te casaras con Daphne y con el lote matrimonial que nos darán los Greengrass salvaras nuestro apellido. Y cuando nazca el heredero Nott tendré toda la fortuna Greengrass en mis manos...
—Tú no puedes obligarme a hacer eso—Masculló Theo—Yo no la amo.
—¡¿Y crees que lo que sientas me importa?!—Le preguntó con ira, tomándolo agresivamente, lo agitaba hasta que lo aventó contra una pared con todas sus fuerzas—No te equivoques, Theodore. Me hago cargo de ti porque me conviene, no porque quiera. Tú no me interesas, jamás me has interesado. Si no haces lo que te digo mataré a Grohem. ¿Te quedó claro?
Theo no respondió, estaba hecho bolita en el rincón al cual había sido aventado, en shock.
—¡TE PREGUNTÉ SI TE QUEDÓ CLARO! ¡Contesta, carajo!—Exclamó Abraham patentado a Theo, haciendo que éste exclamara un gemido de dolor.
—Me quedó claro—Respondió con dificultad.
(...)
Theo se odiaba... Había pasado un mes, era el día de la boda. Era una ceremonia pequeña y discreta, sin tanta gente en el lugar. Únicamente la necesaria.
