𝙳𝚎𝚊𝚛 𝚃𝚑𝚎𝚘. ||𝚃𝚑𝚎𝚘𝚍𝚘𝚛𝚎 𝙽𝚘𝚝𝚝|| ✅

𝚇𝙸: 𝙸 𝚠𝚒𝚜𝚑 𝚢𝚘𝚞

Era muy temprano por la mañana, Alyssa estaba caminando por el bosque mientras recogía moras de los arbustos que había plantado su madre.

Unos pasos se oyeron, el crujir de las hojas hizo que inmediatamente se pusiera alerta.

Tras un silencio, las ramas siguieron el crujido.

—¿Quién anda ahí? ¡Sal ahora mismo!—Alyssa sacó la varita del bolsillo de su vestido amarillo. Aunque fuera ilegal que usara magia fuera de Hogwarts, de ser necesario lo haría para defenderse.

—Me alegra saber que estás alerta, soy sólo yo—Draco salió detrás de un árbol, sacándole un gran suspiro de alivio a la castaña.

—Dios mío, Draco. ¿No pudiste hablar o algo? Casi muero del susto al creer que eras un psicópata.

—Lo siento, no era mi intención asustarte—Draco se acercó a Alyssa y se hincó, ayudándola a cortar las bayas. La joven pudo notar cierta incertidumbre por parte de Draco, se notaba que algo lo atormentaba.

—¿Pasa algo? Te noto... Raro.

—Soy raro, ¿No te has dado cuenta?—Se vieron a los ojos, de un momento a otro, una mueca de tristeza y enojo cruzó la cara de Draco.

—Sabes que puedes hablar conmigo...—Animó poniendo su mano encima de la de él.

—Mi padre se enteró que no estamos en casa de Blaise—Alyssa abrió su boca levemente en sorpresa, desconcertada.—Me envió una carta... No sabe exactamente dónde estamos, pero no tardará mucho en saberlo. Asumiré toda la culpa, no quiero que Dalia salga regañada por esto...

—No, debe de haber otra manera, una en la que ninguno salga regañado... Quizá si sabe la verdad no reaccione mal, puede que lo entienda—Draco soltó una risita irónica, sus ojos de inmediato fueron hacia el cielo.—No quiero que tu padre te castigue, ni a ti ni a Dalia. Sé cómo es su estilo de castigos...

—Alyssa, ¿No lo entiendes? Mi padre jamás te aceptaría, mucho menos a tu padre. Lo considera un traidor, te considera una aberración. Y eso jamás va a cambiar, porque él no te conoce como nosotros, no conoce tu sencillez para alegrar el día de las personas, no conoce tu carisma, tu sentido del humor... Tu belleza. No sabe que has transformado nuestras vidas, que ya no soy tan arrogante con los demás porque te conocí, que Dalia ya no llora todas las noches porque ahora tiene una amiga. Él no sabe nada de eso, nada más le importan sus estúpidos prejuicios, no le interesa saber que tú me haces feliz, nos haces felices.

—Draco...

—No digas nada. Es absurdo... Perdóname, jamás tuve que decir algo. Dalia y yo nos iremos después del desayuno. No quiero causarte más problemas.—Draco apoyó su mano en el arbusto para pararse, haciendo que las espinas le rasparan la mano—¡Ah!

—¡Déjame ver eso!—Alyssa tomó la mano de Draco entre sus suaves dedos, empezó a acariciar de arriba a abajo, tocando levemente la herida—Vamos a casa, tengo que limpiarte para que no se te infecte—Draco no podía quitar la mirada de la chica, quería hacer algo, algo que desde hace tiempo rondaba por su mente, pero no se había animado a hacer—¿Por qué me miras así...? Las bayas no son venenosas—Bromeó Alyssa. Al ver que Draco no respondió a su broma, se acercó más a él para poner su palma en la frente del platinado—¿A caso tienes fiebre? Estás ruborizado.