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Pasados los días de nochebuena, Azael y Alyssa seguían distanciados, después de aquella discusión que habían tenido a la hora de la comida, Alyssa se paró muy molesta y se encerró en su habitación, los adultos trataron de indagar y saber qué estaba pasando, pero la ojiazul le prohibió a Carlo hablar sobre el tema.
Era el último día del año, Alyssa se encontraba en los jardines regando las flores, por curioso que fuera, en esas temporadas el pequeño jardín de su madre florecía hermoso.
—Siempre han sido muy bonitas—Dijo Carlo a Alyssa.
—Sí, me gusta estar en estas temporadas para verlas florecer, son lindísimas—Hubo un momento de silencio donde ambos sólo apreciaban las flores, hasta que Carlo quiso romper el hielo.
—¿Crees reconciliarte con Azael? No sé si pueda seguir mintiendo... Sabes que no soy nada bueno.
—No lo sé, Carlo. Es complicado... Él ya no es el Azael que fue mi amigo, cambió.
—Lo sé... Y no sé cómo hacer que vuelva a ser el mismo de antes.
—Quizá no puedes hacer que alguien vuelva a ser quien fue.—Carlo se quedó observando a Alyssa por un rato... Sus palabras eran rudas, habían salido de su boca sin pensar.
—¿Pasa algo? Te noto más molesta que otros días.
—Papá tiene novia... Y la traerá a la celebración de Año Nuevo—La mandíbula del rubio casi caía al suelo de lo mucho que había abierto la boca, eso sí no se lo esperaba.
—¿Cómo fue qué pasó eso? ¿En qué momento?
—Anoche me lo contó...
-La noche anterior-
Alyssa estaba saliendo del baño, llevaba una toalla enredada en su cabello mientras lo secaba cuando alguien tocó su puerta.
—Adelante—Por la puerta se asomó su padre, William, con una media sonrisa.
—Hola Ly, ¿Te molesto?
—Para nada, entra—William entró, cerrando l puerta por detrás de él. Fue hasta la orilla de la cama de su hija y soltó un gran suspiro—¿Qué pasa, pa? Si vienes a preguntarme por Azael, ya les he dicho que no está sucediendo nada.
—N-no Aly... No es nada de eso—Dijo nervioso.
—Entonces... ¿Qué sucede? Me estás asustando.
—Cariño, lo que te diré no cambiará nada, ¿Vale?
—Pa, me estás asustando, ¿Qué sucede...?—El señor Holland desviaba la mirada, evitaba a toda costa ver a los ojos a su pequeña hija, cosa que empezaba molestar a Alyssa—Padre, dime qué está sucediendo, ya.
