Hermione jamás pensó que sería tan difícil volver al ministerio después de haber puesto las cosas con Malfoy a raya. Era lo que quería y lo que sintió sería lo mejor para ellos en cuanto a lo laboral. No obstante verlo caminar por los pasillos, con aquella faceta despreocupada y la sonrisa torcida, no facilitaba las cosas.
No es que hubiese esperado que él estuviera sufriendo por no seguir follando con ella. Era sólo una sensación de vacío en su interior la que le preocupaba, como si la adrenalina hubiese desaparecido y el trabajo ya no fuera tan entretenido como la había estado siendo en los últimos meses.
Coger con Draco fue una agradable y placentera distracción que disfrutó cuanto duró. Sin embargo ya era momento de volver a centrar sus pensamientos y concentrarse en lo realmente importante que era poner en marcha la construcción de la escuela mágica que tenía como principal proyecto en su cartera para ese año.
En unas semanas más estaría viajando a Europa del Este y con ello darían el exitoso inicio de las obras donde en un año habría otra escuela de magia que contribuiría a expandir la educación, la cultura y las causas sociales en el mundo mágico.
Esa tarde fijarían la fecha del viaje, puesto que Kingsley, Draco y ella tenían una reunión después de almuerzo, donde afinarían los últimos detalles del inicio de las obras y enviarían los memos correspondientes a los departamentos de economía y cooperación mágica para por fin dar por iniciada la tarea en sí.
Ella sabía ser profesional, por lo que asumió no tendría ningún inconveniente de toparse a Draco Malfoy en la reunión indicada.
Había que separar las cosas.
Por ese mismo motivo ella había puesto los límites necesarios, zanjando cualquier contacto demasiado íntimo entre ellos.
Preparó las carpetas con los pergaminos correspondientes y luego bajó a almorzar al comedor habilitado para los trabajadores, estaba emplazado en un jardín muy bello, al aire libre, donde los funcionarios podían disfrutar de su tiempo libre sin estar encerrados en las oficinas, tras los cristales y los muros impolutos de los edificios.
Hermione gustaba de leer mientras comía, claramente teniendo cuidado de no manchar las valiosas páginas del libro que fuera su acompañante. En ese instante estaba leyendo Persuasión; una historia muggle que era de sus favoritas. Adoraba el hecho de que en una época tan machista hubiese existido una escritora capaz de reflejar la realidad y los sentimientos reales de las mujeres sin sentir el miedo de ser juzgada por la gente de su tiempo.
—Disculpa—Una voz femenina la hizo levantar la vista— ¿tú podrías decirme dónde se encuentra el departamento de economía aquí?
Hermione observó a la mujer más bella que sus ojos habían visto.
Antes creía que nadie podría superar la belleza de Fleur DelaCour, no obstante esta chica era realmente despampanante. Poseía unas curvas acentuadas por el vestido azul que llevaba, logrando hacer ver sus piernas aún más largas. Su cabello largo y rubio caía en ondas detrás de su espalda, lo que conseguía que sus facciones resaltaran, su tez era blanca, sus ojos azules eran grandes e infantiles, sus labios carnosos y nariz respingada eran proporcionados y armoniosos.
Probablemente si hubiese sido adolescente se habría cuestionado su heterosexualidad al verla.
—Oh, sí— respondió después de haberla mirado de arriba a abajo sin mucho disimulo.
No quería ser desagradable y mucho menos envidiosa. Su curiosidad era netamente debido a que jamás había presenciado esos rasgos y ese cuerpo en las mujeres que se relacionaba y realmente estaba impresionada, igual que sus compañeros, quienes disimuladamente volteaban a ver a su mesa.
ESTÁS LEYENDO
𝐀𝐒𝐈́ 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐄𝐂𝐀𝐒, 𝐏𝐀𝐆𝐀𝐒 [𝐃𝐫𝐚𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 +18]
FanfictionDraco nunca pensó que ella lo tendría a sus pies. Pero observar la manera en que lo veía a través de sus pestañas oscuras mientras estaba arrodillada ante él, bastó para que se diera cuenta que Hermione Granger era una especie de demonio personal. E...