• CAPÍTULO 26 | MALDITO ERROR.

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Cuando Hermione Granger pisó el ministerio de magia se encontró con una cantidad de mucho trámite y papeleo que hacer antes de volver a Polonia. No entendía porqué había que decretar tantos tratos diplomáticos con alguien donde ya habías ido a construir una escuela.

—No voy a tolerar que los resentidos puristas vuelvan a insultar a mis brujas y magos— declaró Kingsley—, por ende me aseguro de que tengan penas que pagar en caso de que se les ocurra que vuelva a suceder.

—Sabes que eso no me ofende ni por un segundo, Kingsley.

—Pero para mí si es una ofensareplicó este— Cuéntame ¿te has mejorado? Mañana partes a  Polonia.

—Sí, mañana estaré en Polonia pero no comenzaré a trabajar hasta dentro de una semana— contestó Hermione , créeme, estoy bien.

Se levantó y se dirigió a su oficina, estaba casi todo listo para partir, de cierta forma le agradaba cambiar de aires, sin embargo tenía dudas con respecto a su situación personal, estaba barajando todas sus opciones con respecto a su sorpresivo y reciente embarazo, si bien tenía que decidirse dentro de los próximos días, todavía tenía algunas dudas, habían muchas cosas en juego para ella pero siempre pensaría en su bienestar por encima de todo. 

No esperó ver a Draco sentado en su silla, aguardando por ella, debía admitir que lo había estado evitando debido a que no encontraba las palabras para decirle que su aventura sexual intensa había desencadenado un embarazo no planeado. 

—¿No tienes trabajo que hacer? —preguntó Hermione con algo de sarcasmo— recién es media tarde.

—Sabes que soy muy eficiente, tengo todas mis labores listas— respondió el rubio, acercándose a ella de forma seductora y peligrosamente lasciva.

—¿Necesitas algo?— preguntó algo dubitativa. Sentía el fuego salir de su piel, Draco le provocaba deseo con tan sólo verlo, pero sabía que habían lugares en donde no podían permitir que esa pasión se desbordara tan rauda.

Draco se levantó del asiento en dirección a la puerta y con la varita echó llave a la puerta y silenció la habitación. 

—¿Qué haces?— preguntó sintiendo los ojos poderosos y grises de Draco vivamente sobre ella, más directamente sobre el botón abierto del discreto escote que usaba. 

—Voy a tomarte en esta misma habitación, pues estarás fuera durante mucho tiempo. Necesito apaciguar un poco las ganas que tengo de ti— murmuró—, claro si es que tú estás de acuerdo— le desafió bordeando sus labios con su dedo índice.

Sin pensarlo, se abalanzó sobre su boca, abriendo la suya para sentir la lengua del rubio recorrer aquella cavidad. Sentía el cuerpo caliente, arder debajo de las manos del mago que la recorrían desbordando lujuria; jamás pensó que sus instintos más oscuros serían sacados a flote, coger en el trabajo estaba dentro de la lista de las cosas que siempre decretó no hacer. 

Draco la tomó por la cintura y la apegó con fuerza en contra de la puerta, besó con fiereza su cuello, deteniéndose en sus pechos que lamió con deseo después de abrir los botones que separaban el contacto entre ambos, se deleitó al verla con los senos descubiertos, el cabello revuelto y la respiración agitada. Masajeó sus senos con intención, sintiendo cómo su miembro crecía dentro de sus pantalones,su boca fue descendiendo mientras iba abriéndose paso entre su ropa. 

—Tengo que admitir que siempre luces tan sexy cuando vienes al trabajo, te vistes como una dama que no estaría dispuesta a hacer esto. Pero escondes a una mujer que usa encajes burdeos como ropa interior ¿ Crees que es una ropa interior adecuada para venir a trabajar?

𝐀𝐒𝐈́ 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐄𝐂𝐀𝐒, 𝐏𝐀𝐆𝐀𝐒 [𝐃𝐫𝐚𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora