• EPÍLOGO | ERRORES DE LOS QUE NO SE VUELVE JAMÁS.

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El sonido de su voz pidiendo que no se detuviera conseguía que se sintiera al borde de explotar. Hermione se encontraba desnuda contra una pared de tono rojiza con las piernas alrededor de su cintura, él entraba y salía de ella con la excitación a flor de piel.

La habitación estaba cargada de lujuria y gemidos. Nada más se podía esperar de un hotel de carretera.

Draco la sostuvo con fuerza, sujetándola por el trasero para lanzarla contra la cama y enterrarse en su centro con algo más que pasión. Había desesperación en cada una de sus estocadas.

Ambos gemían, ambos estaban sedientos del otro, envueltos en el sudor de sus cuerpos.

Te deseo tanto...

—Por favor. No te detengas, disfruto tenerte dentro de mí. Anda, no seas gentil.

Esas palabras consiguieron que su velocidad aumentara, que la fricción entre sus cuerpos se hiciera deliciosa. Salió de ella y sin previo aviso la colocó de espaldas sobre el colchón, obligándola a hincarse para poseerla.

Sujetó sus caderas con devoción mientras se regocijaba con su su humedad. Quería estallar, deseaba terminar. Pero antes quería hacerla gozar todo lo que estuviera en su poder, llevo una de sus manos para acariciar sus terminaciones nerviosas y eso fue como apretar un interruptor.

Sintió como Hermione contrajo su interior, succionando su miembro de forma involuntaria, consiguiendo que ambos alcanzaran el tan anhelado orgasmo para luego quedarse exhaustos y con la respiración y pulso acelerados encima de la cama.

Draco mantenía los ojos cerrados y cuando los abrió, ella yacía a su lado, con sus pechos subiendo y bajando mientras luchaba por acompasar su respiración.

Despertó de golpe y empapado en sudor, agradeció que sólo fuera aquello. Ya no era un jovencito para tener ese tipo de sueños, pero sabía lo que su mente estaba haciendo y se odiaba por eso. Su cerebro antes que él, sabía que se encontraría con ella muy pronto y su memoria corporal actuaba sin que este pudiese evitarlo.

Al parecer su cuerpo recordaba más de lo que a él le gustara. Había sido un tiempo donde se obligó a reprimir mucho y ahora sus sueños eróticos le pasaban la cuenta.

Draco salió del cuarto del hotel dispuesto a beber un poco de zumo de naranja, el sol resplandecía en el cielo y sin duda era un día exquisito. La boda de una de sus mejores amigas claramente se trataba de un momento importante y no dudó en confirmar cuando la invitación llegó a sus manos.

Luego de dos años desde su compromiso, ahora Santorini era el lugar que escogieron para casarse después de una larga espera. El mago había llegado ayer al resort, había recorrido el lugar y no podía decir más pues era hermoso, se notaba a leguas que Luna había cedido y que Pansy había sido quien escogió todo para hacer una deslumbrante celebración. 

—Luces como un modelo de revista, estás divino. Digno de ser mi amigo—bromeó Pansy cuando se encontraron en uno de los jardines del establecimiento.

—¿Nerviosa?— le preguntó dándole un abrazo fuerte para luego acercarse al barandal del balcón. 

—No, ya sabes que con Luna hemos vivido demasiado como para sentirme ansiosa. Estoy tranquila y muy feliz. 

—Me alegro mucho, lo mereces. Después de la bruja que has sido tienes que sentar cabeza, no es que Luna sea muy cuerda, pero creo que de las dos, ella es la más sensata. 

—¡No hables así de mi futura esposa, cretino!— sonrió golpeándole el brazo— ¿Cómo te sientes, bebieron mucho con los chicos anoche?

Draco, Blaise, Theo y Gregory se habían reencontrado después de mucho tiempo y habían hecho una especie de club masculino donde la bebida y el póker corrieron en la habitación del rubio. el trabajo lo mantenía muchas veces alejado de las amistades. 

𝐀𝐒𝐈́ 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐄𝐂𝐀𝐒, 𝐏𝐀𝐆𝐀𝐒 [𝐃𝐫𝐚𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora