• CAPÍTULO 30 | ASÍ COMO PECAS, PAGAS.

2K 141 103
                                    

Los aeropuertos eran lugares concurridos, bulliciosos y ponían a Hermione de los nervios. Había decidido volar pues sus padres iban a esperarla una vez arribara a Australia.

Harry la acompañó para ayudarle con sus maletas y Crookshanks. Después de pasar una temporada en hoteles luego de su separación, decidieron que él se quedaría con el apartamento de Hermione hasta su retorno que aún no tenía fecha definida.

—Voy a extrañarte. Primero se fue Ron y ahora tú. Londres ya no parece tan genial como cuando éramos adolescentes.

—Londres nunca ha sido genial para ti, te recuerdo que cuando niño un mago psicópata te perseguía y prácticamente no podías salir sin resguardo.

—Cállate, sólo trato de hacer notar cuánto voy a echarte de menos.

—Harry, siempre eres y serás mi mejor amigo. Realmente no sé qué hubiera hecho sin ti en estos meses. Este año ha sido un caos y tu hombro siempre estuvo para mi. De verdad que te lo agradezco.

—Hermione, no seas cursi. Sabes que eso siempre será así, no tienes porque agradecer.

—Te quiero Harry, promete que te darás el tiempo de hacer videoconferencias conmigo— replicó regalándole un abrazo. 

—Siempre, ya verás como todas las cosas se ponen en orden; te lo aseguro. 

En esa época de su vida, Harry sabía a la perfección que las cosas podían cambiar de un segundo a otro. Había estado casado y ahora la que había sido su esposa estaba a punto de tener un bebé con otro hombre. Sabía que Hermione había vivido situaciones que eran traumáticas al igual que él. 

—Gracias Harry. Creo que ya tengo que ir hacia la sala de embarques, no quiero perder el vuelo.

—Llámame en cuanto llegues, cuando estés con tus padres. 

Volvieron a abrazarse y se sonrieron. Cada uno esperaba que el otro fuera feliz y se deseaban lo mejor. 

—Eres increíble mujer, que no se te olvide. 

Hermione caminó en la dirección donde los altoparlantes indicaban arrastrando sus maletas y con la pequeña jaula de su gato. Dejar Londres era una especie de cerrar con un ciclo, dejaba de lado a la Hermione que llevaba siendo toda la vida para empezar de nuevo, podría reencontrarse con sus padres y tener un cargo por el que toda la vida había soñado, surgiría y podría ordenar su vida. 

¿Pero había sido una mala persona en realidad?

¿Estaba pagando algún tipo de culpa o la expiación de alguno de sus pecados?

Lo más difícil de este proceso sería olvidarse de Draco. 

Draco Malfoy.

Aquel mago con el que jamás pensó que terminaría enredada hasta el punto de enamorarse de él. 

¿Se podía enamorar de alguien con el que sólo pensabas que pasabas el tiempo?

Sí, la respuesta era afirmativa realmente.

A punto de salir del país no hacía más que pensar en él, en la manera en que sus cuerpos siempre añoraron el del otro. Pensaba en sus encuentros y en lo mucho que se había involucrado con él. En lo mucho que deseaba volver a abrazarlo y en lo idiota que se había comportado, habían cosas por las que no se disculparía, pero habían otras de las que se arrepentía. 

¿En qué momento se había vuelto una patética chiquilla con adolescencia tardía?

Recordó el beso que se dieron, el último beso que él había tenido valor de darle. Le sabía tan amargo, se le hacía tan estúpido y cruel todo lo sucedido, pero ya no había nada que hacer, pues ella había decidido lo que quería en su futuro y sabía que Draco no sería parte de él.

𝐀𝐒𝐈́ 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐄𝐂𝐀𝐒, 𝐏𝐀𝐆𝐀𝐒 [𝐃𝐫𝐚𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora