Draco jamás había llevado a una chica a su departamento.
Nunca había cruzado ese límite con alguien con quien no tuviera un compromiso, una relación seria, un lazo sanguíneo o una amistad duradera. No obstante después se pondría a pensar en porqué no la había llevado a un hotel.
Ahora estaba más preocupado de besarla, de sentir su piel, de ver el rostro imperturbable de la bruja. Habían desaparecido sin que él le diera atisbos de adónde se hallaban, hasta el momento ella tampoco lo preguntaría, ambos estaban concentrados en sentir sus respiraciones y la humedad de la saliva que intercambiaban sus labios.
El departamento de Draco se encontraba alejado de las miradas indiscretas que podrían llegar a percibir en aquellos antros. En ese momento quería que sólo fueran ella y él, sin nadie que fuera a arruinar el instante por una inoportuna aparición o interrupción.
Ambos yacían contra la blanca pared de la sala, Hermione estaba acorralada ante la mirada intensa y salvaje del rubio, quien no quería despegar sus labios de los de ella, pues llevaba su boca con la lengua, a su vez Hermione comenzó a trazar figuras en sus labios con la misma, logrando que el rubio dejara escapar un gemido de placer que fue reconfortante al escuchar.
—Debo admitir que he estado esperando esto toda la semana— susurró sobre sus labios, apartándola de la pared, conduciéndola con habilidad por la sala. La tomó en vilo sobre sus brazos y ella pasó sus piernas por la cintura del rubio, mientras subían las escaleras fue dejando besos sobre su cuello, trazando un camino que mantuvo subiendo la temperatura corporal de Draco a mil.
Tampoco entendía porqué le decía aquello y no guardaba sus pensamientos para sí mismo.
Se quedaron besando en medio de la habitación, se encontraba iluminada por las luces londinenses que yacían en el exterior. Draco paseó sus manos por el cuerpo de Hermione, sintiendo la piel que quedaba expuesta con el vestido, besó su cuello, jalando con algo de malicia su cabello, provocando que la castaña gimiera.
—Asumo que yo también, también deseaba que me tocaras como lo haces— resopló Hermione mientras mantenía sus ojos cerrados, perdida en las sensaciones que el rubio estaba generando en su cuerpo.
Esta noche quería tomarse su tiempo. Draco quería que ella disfrutara como nunca antes, que gimiera con todas sus fuerzas y que sus cuerpos sudaran por el deseo.
La dejó caer en la cama observando como su pecho subía y bajaba debido a su respiración agitada, los ojos castaños de ella parecían de chocolate derretido, parecían estarse calentando, hirviendo y consumiendolo. Se posó encima de ella besando su cuello, paseando sus manos por encima de su ropa, amasando por un instante largo sus pechos, notando que ella disfrutaba en demasía por aquellas caricias.
Con toda la delicadeza que pudo fue levantando el vestido de la castaña, sintiendo las lentejuelas y notando los destellos que estas desprendían, la tela dió paso a la piel cremosa de la bruja. Por un momento se sintió sin aliento al notar el encaje escarlata que llevaba debajo, como si fuera una segunda piel.
No sabía si quedarse admirándola o hacerla suya...
Ese instante estaba siendo uno de los más intensos de su vida.
Sentía que poco a poco su erección crecía y dolía por estar aprisionada, no obstante quería conseguir que ella sucumbiera ante el placer que pretendía ofrecerle esa noche. Se acercó para besar su abdomen, fue dejando besos sobre la piel de porcelana que estaba dejándole encantado, paseó su lengua sobre la piel, llegando hasta su entrepierna cubierta por la lencería.
Hermione se removió debajo de él, ansiosa. Quería pedirle que la poseyera, quería decirle que continuara; lo único que tenía claro era que sentía éxtasis, que se hallaba perdida y a merced del mago que estaba haciendo de ella una pila de sensaciones que conseguían que su garganta emitiera soniditos sensuales a los oídos de cualquiera que la oyera.
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𝐀𝐒𝐈́ 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐏𝐄𝐂𝐀𝐒, 𝐏𝐀𝐆𝐀𝐒 [𝐃𝐫𝐚𝐦𝐢𝐨𝐧𝐞 +18]
Hayran KurguDraco nunca pensó que ella lo tendría a sus pies. Pero observar la manera en que lo veía a través de sus pestañas oscuras mientras estaba arrodillada ante él, bastó para que se diera cuenta que Hermione Granger era una especie de demonio personal. E...