4

426 74 48
                                    

Los días transcurrieron como si Erik y él no se hubiesen besado apasionadamente días atrás, y Charles agradeció eso.

Ni siquiera había podido comprender el porqué de su propio comportamiento, y mucho menos el de su nuevo "jefe".
Y aunque ambos se habían cruzado en varias ocasiones, el monstruo lo había tratado con la misma indiferencia que siempre.

Se había convencido de que era mejor así, pero por alguna razón se sentía algo molesto al respecto.
¿Acaso había jugado con él?

Lo cierto es que no quería indagar en esa incomoda sensación. Después de todo no es como que Erik Lehnsherr le importara.

Sin embargo, quién si le importaba y además lo preocupaba, era Peter.

Hacía más de una semana que el joven prácticamente no quería salir de su cuarto.
Apenas comía, apenas sonreía, y parecía la sombra de lo que había sido al conocerlo semanas atrás.

No había que ser adivino para saber que algo había pasado con su novio, después de todo la única vez que Logan había aparecido, el joven le había mandado a pedirle que por favor se fuera.

Y para incrementar su malestar, Erik estaba realmente enojado al respecto. Y hacía saber su malhumor a todos en la casa.

- Te dije que no me gustan las cebollas... - El hombre se quejó molesto, mientras Charles picaba un poco en la cocina.

Tras un suspiro, decidió mirarlo.

- Entiendo que estés preocupado por tu hermano. ¿Pero no es mejor que te lo admitas en voz alta, antes que hacer mi vida miserable con todas tus protestas?

Erik lo miró indignado, pero finalmente se sentó junto a la mesa, con una expresión de cansancio y resignación en su rostro.

- Ya no sé que hacer con él. Jamás habla conmigo, y no sé de qué manera ayudarlo.

Charles sintió pena al verlo tan abatido.
Se limpió rápidamente las manos, y se sentó frente al hombre.

- Yo no lo conozco demasiado, apenas llevo tres semanas aquí, pero no hay que ser demasiado genio para saber que algo ocurrió con Logan. ¿Ya había pasado alguna vez esto?

Erik respondió al instante, sin vacilar.

- No. Han tenido sus disputas, pero jamás lo he visto en este estado. Esta vez tiene que haber sido algo grave. Y si me entero que ese imbécil le hizo algo, juro que voy a agarrar sus pelotas y-...

- Ya, ya. Cálmate. No saques un juicio apresurado. Es por este mismo motivo que Peter no te cuenta nada. ¡Eres demasiado temperamental! - Charles lo regañó, ignorando la mirada fulminante de Erik.

- ¡Si yo soy tan temperamental, entonces ve y habla tú con él! - Ordenó con enfado.

Charles respiró profundo para no asesinarlo ahí mismo.

- Pídemelo bien, y lo haré. No puedes ir por la vida ordenando tiránicamente cosas como si fueras un niñito caprichoso. -

Erik pareció escandalizarse, y estaba a punto de replicar, hasta que pareció pensar mejor las cosas.

Charles se deleitó al verlo tragarse sus improperios.

- Por favor, Charles... ayúdame a saber lo que sucede con Peter... - Sus ojos imploraban más que el tono de sus palabras, y Charles sintió que su corazón hacía un golpeteo extraño dentro de su pecho.

- ¿Y por qué debería hacer algo por ti cuando tú me tienes como tu mucama para darme una entrevista dentro de seis meses?

Erik dejó escapar un resoplido, y tras pensarlo un momento, habló.

Mi chance eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora