800 calorías en cuarenta minutos. ¡Mierda! Necesito perder 840 kcal. Esto no funciona así, tenía que haber sido más rápido. Miro mi Polar Grit X, al mismo tiempo que camino agotado hacia la habitación del hotel. El reloj deportivo que llevo en mi muñeca indica las nueve de la mañana, y es demasiado tarde para mí. Estoy acostumbrado a salir a correr a las siete de la mañana. Y también hace un calor de cojones.
Me llevo la botella de agua a la boca y pienso indignado de que vaya resultado de mierda que he sacado. Siempre quemo 840 mínimamente y hoy no he sido capaz. Bueno, el deporte va de la mano con el descanso y la alimentación y estos días no he estado a la altura ni con una cosa, ni con otra. Mis labios se tuercen un poco al recordar la noche que pasé con Aylin. En mi mente se van sucediendo continuamente escenas placenteras de la noche fantástica que pasamos juntos en la playa. Todo mi ser recuerda su olor, su piel suave, la calidez y la humedad de su cuerpo, y su risa tan melodiosa y divertida. Definitivamente, creo que este fin de semana siempre se me quedará grabado en la memoria; como para no recordarlo. Ha sido un fin de semana realmente intenso, y si hubiese tenido entre mis manos esa fusta negra de cuero, con aquellos maravillosos flecos que tanto me gusta usar, confieso que hubiese sido perfecto.
Me paso los dedos por la frente sudorosa y entro en la habitación con cuidado, pensando en que posiblemente Aylin sigue dormida. Cierro la puerta con más cuidado todavía, y miro nuestra cama. Anoche dormimos juntos. Noto que no se encuentra en la habitación, así que camino en dirección al baño. Se está escuchando el agua. No me muevo más de medio metro porque enseguida me doy cuenta de que mi móvil, que se encontraba en la mesita de noche, ahora está sobre las sabanas blancas de la cama. Juraría que anoche lo dejé en la mesita, y no ahí.
Me deshago de mi camiseta empapada y cojo el móvil entre mis manos. Lo enciendo. Un mensaje de Lorraine que pone: "Brian, te advierto que no cometas el mismo error que con Beth. Sabes que te saldrá caro, siempre termina mal".
¡Demonios! ¿Por qué mierda me escribe Lorraine? Me siento en el filo de la cama y resoplo con fuerzas, al mismo tiempo que fijo con mi vista el dichoso mensaje. ¿Y si Aylin lo ha visto?
Agarro el teléfono enfurecido y me alejo para que esta no me pueda escuchar desde la ducha. Salgo al balcón y pulso el jodido número de Lorraine.
—Sí —escucho su voz tan característica.
—¿Qué mierda haces? ¿Por qué me envías mensajes?
—¿Ya no saludas?
—¡Contesta! —voceo en el teléfono.
—Quería recordártelo. Por si lo estás olvidando, que me parece que sí —contesta resentida. Lo noto en su voz, y entonces recuerdo que esta jodida mujer quiere tener el control de todo.
—¡Olvídate de Beth! —le grito nuevamente—. No nos merecemos ni siquiera pronunciar su nombre, ¡y lo sabes!
—¿Qué pretendes, Brian? Esa mujer te ha vuelto débil, ¿verdad? —pregunta burlona —. Vaya, esa adolescente ha necesitado solo unas pocas semanas para atraparte.
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El Profesor
Romance¿Dónde está el límite entre el amor y la obsesión? Un nuevo curso está por comenzar en la prestigiosa Universidad de Harvard. Aylin Vega es una excelente alumna, hecho que el misterioso y severo profesor Brian Alexander Woods no pasará por alto. Ser...