Faltan unos minutos hasta la hora acordada con el profesor y me estoy dirigiendo al lugar de quedada, mientras que escucho el sonido rítmico de mis tacones stiletto. Me aseguro de que lo tengo todo en el bolso: móvil, cartera, mi pintalabios rosa oscuro, que pega muy bien con el vestido. Noto en el aire olor a mi típico perfume de coco. Lo tengo en crema corporal y colonia.
Para mi sorpresa, el automóvil del profesor me está ya esperando en el lugar establecido. Miro el móvil mientras que me voy acercando y en teoría quedarían cinco minutos, pero se ha adelantado. Cuando se percata de que me estoy acercando a su 4X4, enciende las luces y el motor y me entra una sensación muy extraña, posiblemente porque, debido a la oscuridad no le veo bien los rasgos a través del cristal.
—Buenas noches —saludo suave, mientras que hago un esfuerzo sobrenatural en que no se me vea la ropa interior al montarme en el coche y pienso que este vestido me va a matar esta noche.
—Buenas noches señorita Vega —contesta con la misma voz de todos los días.
Me coloco el cinturón y cruzo las piernas. El coche arranca.
—Le queda muy bien el morado. Me he quedado impresionado.
—Gracias —le contesto educadamente y lo analizo por el rabillo del ojo. No podría decir que es mucho más elegante que los demás días, teniendo en cuenta que el profesor siempre va de traje. Lo que sí me llama la atención es el anillo grueso de oro que lleva en el dedo, en su mano derecha. No se lo había visto hasta ahora. Aunque hay mucha oscuridad, creo identificar un escudo y una lanza. Y en cuanto al traje, sigue en la línea oscura.
—Me he dado cuenta de que le gusta mucho el color negro —
me escucho a mí misma decir posiblemente en el intento de tener una conversación, ya que llevábamos algunos pocos minutos en silencio.—Me da seguridad —contesta, volviendo su cabeza hacia mí.
—No le tengo por una persona insegura.
—Y no lo soy. Pienso que el exterior de una persona nos da muchas pistas de cómo es esa persona. Para mí, el negro simboliza elegancia, seguridad, supremacía. Me refleja.
Aunque suene un poco arrogante, sigo con la conversación, ya que estoy intentando conocer más al profesor Brian Alexander Woods.
—Pero el negro también simboliza oscuridad. ¿Se identifica también con la oscuridad?
Me mira un tanto desorientado.
—Me parece que nunca le he dicho que creo que nuestras conversaciones son sumamente interesantes. Usted me desconcierta.
—Es algo mutuo, no se preocupe —añado divertida y sonrío. Él ni se inmuta—Pero no ha contestado a mi pregunta —le insisto.
—La oscuridad es subjetiva. Lo que para usted es oscuro, para otra persona puede ser blanco. Es cuestión de conocer a la persona.
—¿Entonces considera que las primeras opiniones no tienen nada de valor?
—Posiblemente importen, pero no debería ser el motivo por el cual deberíamos construirnos en nuestra mente una visión sólida de una persona. Y de hecho, me ha pasado con usted.
—No lo entiendo —y le miro.
Él me devuelve la mirada y gira el volante para coger Carrington Road.
—Cuando la conocí. Me equivoqué al crearme una primera opinión. Me pareció una persona muy torpe, impuntual, que habla demasiado... y en otras palabras... una mujer que pensé que no me gustaría tener a mi lado ni como amiga, ni como nada más. No se olvide que soy muy exigente y no me gustan los impuntuales —sigue y frunce un poco el ceño.
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El Profesor
Romance¿Dónde está el límite entre el amor y la obsesión? Un nuevo curso está por comenzar en la prestigiosa Universidad de Harvard. Aylin Vega es una excelente alumna, hecho que el misterioso y severo profesor Brian Alexander Woods no pasará por alto. Ser...