32. MÁS QUE IMPOSIBLE

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Recuerdo que años atrás
Alguien me dijo que debía tener cuidado
Cuando se trataba de amor, Lo hice

Tú fuiste fuerte, y yo no
Me ilusioné, fallo mío
Fui descuidada, Se me olvidó, Lo hice

Y ahora cuando todo se ha acabado
Ya no hay nada que decir
Te has ido y, sin mucho esfuerzo
Has ganado

(JAMES ARTHUR "IMPOSSIBLE")

Alex no me quiere...¡No me quiere!

Me derrumbo en el ascensor y no puedo contener las lágrimas. Nunca en mi vida me he sentido así. Todo mi cuerpo está temblando de dolor y tengo una sensación semejante a como si me cayese al vacío. Ahora mismo estoy cayendo al vacío, sin que nada ni nadie me pueda salvar. Es un sentimiento horrendo y siento cómo algo se está rompiendo dentro de mí. 

¿Es así el amor? Si es así, nunca más me volveré a enamorar. Este dolor tan grande que siento dentro de mi pecho nunca desaparecerá. 

¿Por qué he sido tan estúpida? 

¿Cuándo empecé a quererlo? No lo sé, supongo que fue poco a poco. 

La humillación que he pasado esta noche dentro de esa casa me ha roto el corazón. Y sí, fui una completa insensata al decirle a Alex... al profesor que quería conocer más de cerca su mundo. Posiblemente, mi subconsciente quería averiguar hasta donde iría su perversión. Y ya lo he entendido. 

Suspiro amargamente y me seco las lágrimas. 

Es de noche y lo único que espero ahora mismo es encontrar un taxi lo más pronto posible. Necesito salir de este sitio ya. Necesito olvidarme que Alex me quería compartir con otro hombre. De hecho, todo eso le hubiese producido placer, y entonces me entran unas angustias enormes. 

En el fondo, soy muy consciente de que todo es mi culpa. Tiene razón: él me dejó las cosas claras, siempre me las dejo claras. Sin embargo... pensé que con el tiempo quedaría tan enganchado a mí como yo a él, y que renunciaría a esa idea estúpida de verme en la cama con otro.

Consigo detener un taxi y miro el reloj. Son las 21:30 horas. Busco enseguida la salida de los autobuses hacia Long Island y me informo de que hay un autobús en media hora. Calculo y creo que me da tiempo llegar a la estación. 

Minutos más tarde, entro en la habitación deprisa y encuentro a Bert escuchando música. 

—¡Hola! ¿Qué rápido has vuelto, no? —escucho a mi amiga de fondo. 

No soy capaz de contestarle, tengo las palabras atragantadas y me estoy aguantado las lágrimas. Cojo una maleta deprisa y empiezo a echar un poco de ropa en silencio y con mucha prisa. 

—¡Lyn! ¿Qué haces con la maleta? —dice esta y da un salto de la cama muy preocupada. Se acerca a mí en su pijama rosa, de unicornios. 

—Bert, mi autobús sale dentro de poco. 

—¿Autobús? ¿De qué me estás hablando? 

Sigo sin contestarle, solo procuro que no se me olvide nada. 

—¡Ehhh para! —me detiene enseguida. 

—Me voy a Long Island. 

—¿Ahora? ¿Por la noche? 

—Sí —le contesto exasperada y con mucha prisa. Además, no la quiero preocupar. 

—Cariño, ¿has llorado? —me toca los hombros con fuerza. 

El ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora