28. JUGANDO CON EL DEMONIO

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Eso es lo que obtienes jugando con un demonio 

(EMO :"Don't mess with my mind")



⚠️⚠️⚠️AVISO IMPORTANTE⚠️⚠️⚠️

ESTE CAPÍTULO ES CATALOGADO COMO +21. CONTIENE ESCENAS DE SEXO MUY EXPLÍCITAS, APARTE DE ASPECTOS RELACIONADOS CON LAS PRÁCTICAS BDSM O LENGUAJE VULGAR, QUE PUEDE RESULTAR DESAGRADABLE O VIOLENTO PARA ALGUNAS PERSONAS.

LEERÁS BAJO TU RESPONSABILIDAD.

Estoy esperando en la acera de enfrente, tomándome un café en una cafetería que hay muy cerca de la residencia de Harvard

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Estoy esperando en la acera de enfrente, tomándome un café en una cafetería que hay muy cerca de la residencia de Harvard. Es el tercer café que me tomo hoy, y la verdad es que lo voy a necesitar para esta noche. Llevo sin pegar ojo desde las seis de la mañana, Jackson es un verdadero inconsciente, ¡joder! Si me hubiese hecho caso, no se hubiera llegado a esto. Casi perdemos el cargamento por su estúpida decisión de llevar la mercancía a otro punto, diferente al de siempre. Desde siempre nos ha ido bien, pero últimamente no sé qué le pasa al jodido idiota. Actúa muy raro y toma muy malas decisiones.

Miro el reloj, faltan todavía quince minutos para que sea la hora. Estoy ansioso, llevo sin verla desde ayer por la mañana. Está oscureciendo, aparto un poco mis gafas de sol y después miro el coche, que está a unos metros. Me quiero asegurar de que está bien aparcado. Compruebo el correo en mi móvil y también los mensajes. Podría decir que estoy más tranquilo que ayer, nuestro infiltrado respondió bien, pudo solucionar el problema y la mercancía está a salvo. No obstante, nos ha pedido el triple de lo que cobra en general, hasta parece que está deseando que algo nos salga mal para poder cobrarnos demás. ¡Son todos una escoria! ¡No hay nadie honrado en este mundo! Solo unos pocos se salvan.

Agradezco en mi mente de que no hayamos tenido que llegar a echar mano de los tiros. Odio usar un arma y aunque estoy bien instruido, las drogas y las armas son lo que más odio. Sin embargo, nunca me he podido librar de ellas. Reconozco que me sirvió mucho aquel campamento "de verano" al que fui, cuando tenia 18 años, antes de ingresar en Álympos. Y pienso de nuevo en Jackson, mi "hermano". Me llegan a la cabeza fragmentos de nuestro pasado: recuerdo todas las luchas que hemos tenido y en todas las ocasiones en las que ha intentado demostrarles a todos que es mejor que yo. Yo nunca competí con él, ni quise demostrar nada. Pero él sí, y no sé por qué. Hasta hubo un momento en nuestra vida en el que nos llevábamos bien y éramos como verdaderos hermanos. Sencillamente, no sé qué pasó después. Y me irrita mucho este pensamiento, ¡joder!

Vuelvo a mirar el reloj. Ahí está ella, en la otra acera, saliendo de la residencia. La veo llegar, con su típico movimiento de caderas tan sexy. Y lo más sexy de todo es que lo hace de manera inconsciente, ni siquiera se da cuenta de lo que puede provocar en un hombre la manera en la que camina: su forma de agitar las manos tan despreocupada, el cómo mueve la cabeza, su expresión cuando se pasa la mano por el pelo, o cuando levanta una ceja en modo interrogante. O cuando frunce esos labios de seda. Es sencillamente adorable.

El ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora