Hoy es miércoles y acabo de llegar a la residencia. Estoy calentándome el almuerzo deprisa, un táper con arroz al curry que descongelé la noche anterior. Le doy dos minutos al microondas y me siento en la silla, con la mirada perdida. Mientras, en mi mente escucho sus palabras "Prepárese para el viernes...". Me llevo la mano a la cabeza y el corazón se me acelera. Estoy muy nerviosa pensando en el viaje a Miami que haré con el profesor, al final de la semana.
Ayer el día fue tremendamente aburrido y reconozco que lo eché de menos. Mucho. Tanto ayer como hoy, me lo he estado imaginando entrar en la clase, con esos pasos firmes, agarrando ese vaso de café entre sus manos y esa actitud grave tan característica. Pero solo él y yo sabemos que es una fachada, en cierto modo. Solo él y yo sabemos que nos parecemos a un helado que se está derritiendo cuando estamos uno cerca del otro. Solo él y yo sabemos lo que es perder el aliento durante unos segundos, mientras que por dentro, todo tu cuerpo tiembla.
¿Me estoy haciendo ilusiones?
Sí.
¿Debería no hacerme ilusiones?
También.
¿Soy gilipollas nivel DIOS?
Un rotundo SÍ.
Lo que ocurrió el lunes está dando vueltas en mi cabeza continuamente. Estoy bastante confundida y todo mi ser está desbocado. Estoy muy trastornada por dentro y sé con seguridad de que nuca jamás he sentido esto. ¿Será amor? Las palpitaciones que siento cada vez que él me viene en la mente no son normales, y aunque intento distraerme con cualquier cosa, no dejo de hacerme ilusiones y expectativas sobre lo que pasará el viernes.
Mientras pienso esto, mi cuerpo se sacude por la emoción. Suspiro enseguida
Me digo a mi misma que en realidad, estoy siendo una necia. Y eso porque estoy cayendo en sus trampas. Si asemejara a un crimen todos los pensamientos que se me pasan por la cabeza cada vez que lo tengo cerca o pienso en él, me habrían sentenciado ya cadena perpetua. Tan fuerte es esta atracción que siento y que no sé que hacer para evitarla.
De repente, mi móvil empieza a pitar locamente. Menos mal, porque así me distraigo y de alguna manera, dejo de reflexionar sobre todas las bobadas en las que estoy pensando. Lo miro con interés, ya que cada vez que suena mi jodido móvil, estoy deseando de que sea él, el que me escriba o me llame. Ayer mismo me llamó para preguntarme cómo iba con la investigación.
Son mis amigos. Están escribiendo en un grupo de WhatsApp que tenemos Berta, Rebe, Mary Anne, Rick, y yo. Recientemente, Berta ha metido también a Bram y Adam, al igual que a Pamela. Nuestros nuevos amigos. Están hablando sobre una fiesta esta noche, en la casa de Bram. Parece que es su cumpleaños.
Oye confirmadlo ya —escribe Bram.
¿Y por qué no la haces en el fin de semana? —pregunta Adam
Yo llego precisamente esta tarde. Así que ahí estaré —comenta Bert divertida y manda un emoticono lleno de amor.
Sé que aunque no esté oficialmente saliendo con Bram, parece que siguen viéndose y hablando.
¿Sobre qué hora? —pregunta Pamela
¡Yo me adapto! —escribe Rebe deprisa.
Ni Mary Anne, ni Rick , ni yo hemos dicho nada.
Bueno, posiblemente tenga que ir a la fiesta que Bram dará en su casa. Seguro que Bert no me dejará ninguna opción.
Pues os espero sobre las 8:30, ¿cómo lo veis?
Todos contestamos de que nos parece bien y este "nos guiña el ojo", mediante otro emoticono. Según lo que me está escribiendo Berta por privado, su cumpleaños en realidad es el viernes. Pero está adelantando la celebración porque estará fuera de la ciudad. Su padre es un importante senador de Boston, y al parecer necesitará viajar, de modo que se llevará a su hijo.
ESTÁS LEYENDO
El Profesor
Romance¿Dónde está el límite entre el amor y la obsesión? Un nuevo curso está por comenzar en la prestigiosa Universidad de Harvard. Aylin Vega es una excelente alumna, hecho que el misterioso y severo profesor Brian Alexander Woods no pasará por alto. Ser...