7. Anhelar

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Disclaimer: Los Vengadores no me pertencen, son de Disney y de Marvel. Solo la historia y los personajes que no reconozcan son míos. 

NOTA: Negritas en ruso. 

Para mi papá, la primera persona que creyó en mi escritura. Espero que algún día vea mis novelas publicadas. ¡Feliz cumpleaños! 

Años después, Natasha recordaría esos días como unos de los más largos de su vida, después de los ataques que su familia sufrió a manos de Rumlow y Petrovich. Odiaba estar esperando, a fuera de la habitación mientras su hija menor se retorcía de dolor. Casi una semana después, Patrice comenzó a recuperar un poco más de si misma.

—¿Mami? ¿Podemos desayunar syrinki?

La espía corrió a abrazar a su hija, levantándola del suelo y enrollando sus piernas en su cintura. A pesar de sus protestas, Allysson tuvo que ir a la escuela, al tiempo que Tony mantenía ocupado a Niko en el laboratorio. Los habían sacado de la casa al tercer día, cuando se negaban a moverse al escuchar gritar a Patrice.

—Lo que quieras, mi bebé arcoíris—dijo Natasha.

Sentando a su hija menor en la barra de la cocina, la Viuda Negra se dispuso a cocinar. Patrice no decía nada, se limitaba a balancear las piernas contra la mesa, perdida en sus pensamientos.

—Tienes que decirme lo que pasa...—murmuró la madre.

—Ya no me duele—fue la única respuesta de Patrice.

Resignada, la espía terminó de hacer el desayuno, poniéndolo frente a su hija. Pensó que, al menos era bueno que estuviese hablando con ella de algo. No se pasaba los días en silencio, frente a la televisión, sin ver realmente lo que está frente a ella. Eso ya no podía soportarlo.

—¿Quieres hacer algo hoy, mi arcoíris?—cuestionó Natasha mientras desayunaban.

Estaban solas; pues Steve había ido, a regañadientes, a una reunión con el presidente. La niña solamente se encogió de hombros, haciendo que su madre se mordiera el labio antes de hablar.

—¿Te gustaría ir a S.H.I.E.L.D. conmigo?

Esperaba que eso la emocionara, pero solamente consiguió que la mirara a los ojos y asintiera con la cabeza. Natasha suspiró, aguantando otro desayuno silencioso. Le indicó a su hija que se cambiara de ropa y se aseguró de que estuviera segura en el automóvil antes de conducir. Cuando estaba a punto de volverse loca por el silencio, el Triskelion se formó frente a ellas. Madre e hija caminaban de la mano por los pasillos de S.H.I.E.L.D.; los largos cabellos pelirrojos de Patrice ocultaban sus ojos.

—Hola, Patty...¡Qué bueno verte!—saludó María Hill, a lo que la niña nada más levantó una mano—¿Por qué no vas a mi oficina? Cecilie está allí.

Patrice frunció el ceño.

—¿Ella está bien? ¿No debería estar en la escuela?—preguntó Natasha.

—Es solo un poco de gripe, nada sin importancia...creo que ambas les hará bien estar juntas

La espía asintió con la cabeza.

—Estaré en mi oficina, amor mío—la pelirroja besó la cabeza de su hija—Ve con tu tía y diviértete.

Patrice lo pensó un poco, viendo a su madre con una aprehensión que la hizo dudar de quedarse en el trabajo y volver a casa, encerrarse con su hija hasta asegurarse que estuviera a salvo. La niña, sin embargo, terminó por caminar directamente a la oficina de María.

—¿Cuándo piensas decirme que fue lo que pasó?—cuestionó Cecilie.

Menos de media hora después, se habían quedado solas en el lugar; la morena estaba evaluando a su amiga; buscando en qué momento dar el primer paso.

Proyecto Rebirth 2: La Cruzada de Los Niños || RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora