XXIV

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Beyhan Aksoy.

Me obligo a calmarme ante la mención del apellido de Oliver - ¿Cómo se enteraron de los Kiliç? - Le pregunto a Halima.

-Estuvieron metiendo las narices en dónde no debían, pero no llegaron a saber el paradero de los Kiliç ni de las demás familias y si es que llegan a encontrarlos, tu padre y tú les dejaron muy en claro lo que pasará si hablan sobre ustedes - El recuerdo de las amenazas que les hicimos a sus familias me llega.

De los pocos recuerdos que tengo antes de haberme bloqueado completamente. - ¿Dónde se encuentran los Serobyan? -.

-Seguimos sin tener su ubicación exacta, no fueron ellos personalmente a investigar sobre los Kiliç - Me responde Halima - Eso lo sé, no son tan idiotas como para aparecer ahora que los estamos buscando - Le respondo.

- La última ubicación fue Turquía, tan pronto tengamos algo más de información te lo diré para que arregles las cuentas pendientes - Casi puedo sentir la venganza en mis manos.

- Bien, mientras sigue haciendo lo tuyo y tú - Señalo a Bellinay - Tienes que ir a arreglarte -.

- ¿Yo? - Se señala - Sí, tienes que arreglarte - Le digo.
- ¿Por qué? - Me pregunta - Hoy es el Kiz Isteme* - Le recuerdo - Ya sé que hoy es la pedida, pero no pensé que se fuera a llevar a cabo con todos los acontecimientos recientes - Me dice algo desanimada.

- Sé que este no parece el mejor momento para una pedida de mano, pero Hamza y tú han esperado mucho por esto, Hasret y Ali no podrán estar, sin embargo cuentan con su apoyo y les desean lo mejor, ahora vete a tu casa, arréglate que llegamos a las 3 - Mis palabras parecen animarla, cuando sale de la mansión Aksoy y sube en su carro, marco el número de Hamza.

- ¿Cómo estás? - Le pregunto apenas atiende la llamada - Eso debería preguntarte yo, pero estoy bien, ya estuve en la barbería, sólo me falta bañarme, terminar de arreglarme y voy por ustedes, ¿Tú cómo estás? - Me pregunta.

- Estoy bien, no te preocupes por mí hoy que este es tu día y el de Bellinay - Hablamos unos minutos más en los que me doy cuenta de su nerviosismo y le hago saber que no dejaré que nada arruine el día, si algo pasa yo me haré cargo de ello.

Cortamos la llamada unos minutos después, mis padres fueron a comprar los regalos para la familia Acvi así que se puede decir que estoy sola en la mansión Aksoy, por primera vez, permito que mi mente divague por los eventos recientes.

Preparo la bañera y mientras quito mi ropa, me observo en el espejo del baño, mi cuerpo se refleja y recorro lentamente mis cicatrices, los cortes y quemaduras que aquel sujeto que aún no conozco hizo, miro mi rostro y me hago la promesa de que si alguien intenta lastimarme una vez más, nada será como antes.

Ahora tengo tantas cosas que no tenía a los 19 años, ahora sé de lo que soy capaz. Una vez me meto en la bañera, me hundo completamente y me quedo así unos segundos, con la mente en blanco y esperando que este día sólo salga bien, mi hermano y Bellinay lo merecen, regreso a la superficie y de manera inevitable, mis ojos se posan en donde sé que se encuentran los ansiolíticos.

La idea de tomarlos de nuevo me invade y de inmediato me niego a hacerlo. Recuerdo la adicción que desarrollé a ellos, la irresponsabilidad de mi parte al dejar la terapia y seguir aumentando y cambiando de dosis constantemente por mi cuenta.

Es tan tonto el hecho de que me niego a tomarlos, pero tengo el frasco ahí, con la constante idea de tomarlos y ceder nuevamente ante ellos, creo que es una manera un tanto rara de recordarme que puedo estar con ellos cerca de mí sin tomarlos, sentir que tengo el control de mí misma.

Ascenso (Mafia turca)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora