Capitulo 4 · Sé...

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Capitulo 4 · Sé...

Cuando la mirada del mayor de los Clifton se posicionó sobre la chica de cabello dorado sus manos se empuñaron y su mandíbula se tensó. Francois Clifton estaba sintiendo enojo.

Giane se encontraba riendo junto a Riber, el problema no era ese sino qué el chico de anteojos tenía la boca llena de labial corrido. Labial rojo.

Y ella, ella también tenía su labial rojo... corrido.

Para colmo de Francois ella limpiaba la boca del chico con sus dedos. Lo había besado. Él estaba seguro de eso. Intentando controlar su irá se acercó a la «parejita».

—Mira como estoy por tu culpa... —Giane se señalo la boca justo cuando Francois llegó a su lado.

«Puto bastardo». Los puños de Francois parecían piedras.

—¿Llegue tarde para presenciar el beso?— su voz varonil se hizo presente, Giane reconoció la voz de inmediato. Giró un poco su cabeza para ver su rostro, un hormigueo se creó en su estómago.

—¿Cuál beso? —cuestiono mirándolo prácticamente embobada.

—No me tomes por idiota, es más que obvio que lo besaste. —Intentó sonar calmado.

—¿Que dices? —Riber hizo una mueca negando.

—Mírala y mírate —lo interrumpió—. Es obvio que se comieron la boca.

Giane sintió una piedra caer en su estómago, estaba nerviosa y pavor;  Francois estaba llegando a conclusiones erradas.

—¡No! — Giane exclamó y Riber solo rio por esa incoherencia.

Si, era fácil concluir eso pero el no había besado a Giane. Hace menos de tres minutos se había comido la boca con una chica que lo dejo lleno de labial, cuando Avilt lo encontró se pasó un dedo por su labial para burlarse de él y siguiéndole el juego él le pasó los dedos por la boca corriéndole el labial. Hace segundos se estaban riendo de eso.

—¡Te vi hace un par de minutos y no tenías el labial corrido! —Francois tocó el labio inferior de Giane «limpiando» el labial— Ahora te encuentro con este tipo y estás así. No soy idiota, Giane.

Cabreado: así estaba Francois. No soportaba la idea de que la hubieran besado. No sé suponía que ella pidiera hacer eso.  

—Riber es mi amigo. —ella se defendió, su estómago se había cerrado, ella no quería malentendidos... —¿Cuando me viste?—no pudo evitar preguntar, ¿Por qué no se le acercó en ese momento?

—Eso no importa. —entre el enojo y la frustración de no tener las cosas bajo su contrato se tuvo que contener para no explotar su carácter de mierda. Utilizando la sonrisa más forzada posible se despidió:

—Lamento haber interrumpido su momento... Debo irme.

Era impresionante como se podía controlar, hace un par de años le habría roto la puta cara a puñetazo al de anteojos y llevado por las rastras a Giane. Odiaba que le vieran la puta cara de idiota.

Giane miro a Riber preocupada, tenía la garganta hecha un nudo y quería llorar. Era obvio que todo se había ido a la mierda.

—¡Joder! —su voz se quebró.

—No seas idiota, Giane. Está celoso...

—Lo sé, cree que nos besamos.

—¡Lo tienes en la jodida palma de tu mano! Si no le importaras no nos habría encarado. —el chico sonrió emocionado. Al parecer, su amiga en realidad sí le gustaba a ese sujeto lleno de rumores.

La obsesión de los Clifton ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora