Capitulo 11 · kiri ·

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Capitulo 11- Kiri.

—Buenos días. 

El dueño de unos ojos pardos miraban a François sin demostrar ningún sentimiento mientras que este entraba al departamento pretendiendo pasar desapercibido.

Mierda—susurro para si mismo—. Buenos días.

No era necesario que Henxo Clifton preguntara sobre donde había pasado la noche su hermano.—Al parecer tuviste una buena noche, —François rió—vas deprisa. No me gusta.

Declaró tajante.

—Vamos Henxo.

—¡Eso no estaba en los malditos planes!

Alzó el tono, molesto. Odiaba que cambiara los putos planes como si el fuera el único involucrado. Eso jamás había sucedido, él siempre se apegaba al plan. Todo era distinto esa vez.

—¡Vamos! sí la noche que la besaste en el coche se hubiera quitado el vestido te la hubieras follado a saco.

—No pierdo la razón cuando veo una tetas.

—Yo tampoco, se lo que estoy haciendo. ¡Estas actuando como un crio solo porque no actuó al pie de la letra!

—Bien, haz lo que desees. Espero que tengas presente que si caes, caemos los dos. 

Ambos tenían muchos secretos, pero si estos se descubrían los dos saldrían afectados por las consecuencias de ser revelados. Ambos preferirían morir antes de revelar todo lo que habían hecho, nunca dañarían al otro. Por nada, ni por nadie.

—Henxo, lamento no seguir el plan a pude resistirme a ella.

—Bien. Igual sabia que no aguantarías mucho para meterte en su cama. —cambió su semblante serio a uno mas relajado—. Tu café se esta enfriando.

...

No la había vuelto a ver, no desde esa noche.

17 días evitando ver su cabellera dorada. Se autoconvencía que era parte del plan pero en realidad su acción era reacción de sus pensamientos. Tenia esos labios carmín rondando continuamente su psique, como un pensamiento intrusivo. Sí eso era ella, un pensamiento intrusivo que no lo dejaba pensar en otras cosas más que en ella y su falsa inocencia.

Henxo se había encargado de conocer cualquier detalle posible sobre la rubia. No tenia redes, ni tampoco familiares en la cuidad, su pasado era totalmente desconocido y un misterio que pronto resolvería.

A las 2 pm saldría de su ultima clase, aun tenia dos horas para ir hacia ella.

—¿Qué tal ahora?

Miró a su amiga de ojos rasgados. 

—Eres un cursi de closet —levantó la mirada para verlo—. La declaración es perfecta y la tensión se siente totalmente.

—¿Suficiente romanticismo para ti?

—Está impecable, H.

—Todo lo que hago lo es.

No mentía, Henxo Clifton no cometía errores. 

—Que ego—giró los ojos con una sonrisa divertida. Nadie entendía como había logrado entrar en el circulo cerrado o mejor dicho diminuto de Henxo, ni siquiera su hermano mayor. Nadie entendía que ella era compañía para él y para ella, H la había salvado de las ruinas en las que estaba cayendo su vida.

La obsesión de los Clifton ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora