Capitulo 5 · Solo tú.

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Capitulo 5 - Solo tú.

Los ojos miel de la chica Avilt se abrieron, la luz natural de la habitación la llevó a cerrar los ojos por la punzada que tuvo en su cabeza. Tomando aire los volvió a abrir para darse cuenta que otros dos cuerpos estaban a su lado.

«Mierda». Pensó y sintió temor de haber hecho una locura en estado de ebriedad. No reconocía la habitación. Lo único bueno es que tenía su ropa intacta.

Al jalar la sábana para ver quién era el bulto número uno se encontró con una espalda femenina en corpiño, tras eso paso saliva antes de descubrir el otro bulto encontrándose con un rostro masculino.

—¿Riber?— digo incrédula. ¿Que hacía en una cama con él y una chica?

Frotando sus ojos con sus puños el pelinegro se sentó para mirar una silueta borrosa, por los colores dedujo que era su nueva amiga.

—Buenos días. —estiro el brazo para tomar sus anteojos, su pecho descubierto tomó la atención momentánea de la mujer cerca de él.

Cuando los cristales con aumento se posicionaron frente a sus iris vio con perfección. Sí, Riber necesitaba de un par de cristales para poder ver el mundo, de otra forma solo veía colores borrosos con formas.

—¿Que hago en tu cama? —cuestionó.

Por tener resaca y haberse levantado recién, la voz suave de Riber era rasposa y gruesa.

—Ayer hicimos un trío con Vhali. —respondió serio conteniendo la risa. Con la almohada golpeó la nuca de Vhali obligándola a despertar.

—¡Mierda déjame dormir!—Vhali reclamó y Riber volvió a golpear su nuca con la suave almohada.

Giane se congeló sin poder decir nada, ¿Un trío? Su mente trabajaba intentando recordar y nada llegaba a ella. Su último recuerdo fue cuando salieron del club a las 5am.

—¿Porque tiene esa cara Giane?—Vhali se deshizo de la idea de seguir durmiendo, Riber era una fastidio.

Los ojos perdidos de Giane y el intento de risa contenida de Riber le hizo preguntarse que sucedía.

—Le dije que hicimos un trío.

Riber explotó soltando una verdadera carcajada. Vhali lo golpeó dándole una-para nada suave-palmada sobre la frente.

—¡Santo universo!—exclamó indignada —Giane...

Dos palmadas suaves tocaron la mejilla de la paralizada mujer.

—Dime que es mentira.

Soltó en un tono suave aparentando calma.

—¡Es mentira!

Vhali aclaró antes de que Giane vomitara o se desmayara de la impresión.

—Riber...

Giane lo miro contundente, le había hecho pasar un enorme susto.

—¡Fue una bromita! —mordió su labio; la cara de estupefacción de Giane era fantástica— Yo jamás tocaría a una chica con novio y tampoco a Vhali.

La obsesión de los Clifton ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora