La obsesión de los Clifton ©

Capitulo 16 · Heridas ·

Capitulo 16- heridas. 

No había sido capaz de buscarlo luego de ese acontecimiento. Habían transcurrido un par de días, casi una semana desde la última vez que vio a esos ojos verdes. 

La mañana siguiente del hecho recibió un mensaje del mayor de los Clifton

"Entiendo que necesitas tiempo para asimilar mi caos, esperaré lo que sea necesario, búscame cuando estés lista"

Sabía que no podía aguantar mucho más lejos de él.  Sí, había estado atemorizada, pero los sentimientos hacia él eran más grande que el miedo, y lo entendía. En el fondo ella se sentía culpable de desatar su locura.

Él estaba bien hasta que ella llegó, y ahora era su responsabilidad asegurarse que se recuperare de la crisis que provocó en él. 

La mujer de cabellos de oro se sentía culpable, su chico estaba bien y nunca pensó en lo que sentiría François al verla salir de su departamento con otro hombre. 

«Soy una inconsciente». se culpaba a sí misma una y otra vez. 

Los hermanos habían logrado penetrar la mente de la chica Avilt con tanta facilidad...

...

Se alejó de Riber en esos días que también tomó espacio de los hermanos Clifton. 

El pelirrojo se acercó a ella abrazándola desde atrás.

—Hola—besó su mejilla. Giane cerró los ojos sabiendo que lo que debía hacer no coincidía con lo que deseaba. Le había tomado mucho cariño a ese chico, pero prefería a François. 

—Hola—dijo algo decaída mientras se giró para verlo de frente. 

—¿Qué sucede, Giane?—notó el ánimo de su amiga al instante, no se veía bien. Giane estaba cubierta con un suéter cuello de tortuga en pleno verano, ese verano era frío pero no lo suficiente como para llevar esa vestimenta. 

La razón detrás de ese suéter rojo era que su cuello estaba lleno de hematomas a causa de lo que había sucedido la noche anterior. Los dedos del mayor de los Clifton se habían marcado a la perfección alrededor de su cuello. 

—Ya no me siento cómoda estando cerca de ti.

Soltó a su amigo dejándolo estupefacto. 

—¿Qué?—cuestionó complementado perplejo.

—Lo siento Riber, pero prefiero estar lejos de tí—ella intentó irse, «ya esta hecho» pensó pero su amigo no era estúpido. Enseguida la tomó del brazo deteniendo su paso. 

—¿Es por François, cierto?—no le costó nada atacar cabos, por la fama que tenían estos hermanos podía esperar que hicieran ese tipo de cosas. 

«No» él no podía pensar eso de su chico. Conocía a su amigo y sabía que llegaría al fondo de todo si no le daba una razón valída. Ella no podía arriesgarse a que todos se enteraran del trastorno del mayor de los Clifton. 

—No, Riber—se alejó del toque del chico con gafas—¡Te quiero lejos! ¡Tu personalidad es insoportable e invades mi espacio cada que quieres! No te soporto más.