Dos magos unidos desde la infancia.
Severus Snape, hijo de un muggle y una bruja, llamado el príncipe mestizo, seleccionado para Slytherin al llegar a Hogwarts y con los años, profesor de Pociones y Defensa contra las Artes Oscuras.
Alice Bardot, br...
Me ha fascinado dormir con el sonido de una fuerte lluvia golpeando en la ventana, la de anoche fue un arrullo para mi después de un largo viaje hacia acá.
Después de que Severus me acompañara y nos reencontráramos por fin, conocí mi habitación era preciosa y muy cómoda, como era un piso arriba de las Mazmorras no tenía ese estilo lúgubre y oscuro como las de abajo, me decepcionó un poco, pues ese estilo me gustaba, pero no me quejé, era preciosa y tenía un ventanal en donde entraba el rayo del sol de la mañana y tenía una increíble vista al patio de la escuela y a la cabaña de Hagrid.
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La habitación parecía muy femenina y finamente decorada, Dumbledore se encargó de que todas mis pertenencias estuvieran aquí listas, siempre fue muy considerado. El mismo rayo del sol me despertó y el canto suave de los pajaritos fuera anunciando que el día había comenzado.
Me levanté bostezando y mirándome al espejo, mi cabello estaba un poco desordenado y me veía desaliñada. Severus se asustaría si me viera así. Suspiré y caminé hacia un pequeño escritorio de madera junto a la ventana, habían algunos documentos y un reloj. Los papeles eran mi horario de clases asignado, los grupos y las listas de alumnos de cada casa con la que tenía clase, todo muy organizado.
Mire hacia el reloj y eran las 6:00 am, tenía que dar mi primera clase a las 8:00 am en punto, debía apresurarme. En el papel decía que tenía que dar clase a un grupo de alumnos de Slytherin y Ravenclaw de segundo año, los restantes estaban esparcidos en distintas clases, pero los vería en los días siguientes. Incluso los profesores teníamos acceso a una hoja donde estaban registrados los nombres de todos los alumnos de cada casa, sin excepción, con sus horarios, así que sabía dónde estaría cada uno, en que clase y con cuál profesor, así evitaríamos confusiones entre clases o sabríamos en donde encontrar a algún estudiante o profesor en caso de ser necesario, todo era maravilloso, ahora estaba del otro lado del cristal como profesora. La emoción de comenzar me invadió y deje mis cosas para comenzar a arreglarme.
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La ducha que tomé fue espléndida, me refrescó bastante, mi maquillaje fue lo más natural que pude y mi atuendo fue una blusa de color negro y blanco y una falda de este mismo color y claro, mis característicos tacones. Estaba más que lista.
Revisé mis hojas y llevé todos estos documentos a mi salón correspondiente, el salón de Encantamientos era exclusivamente para mí, necesitaba copias de mis listas para tenerlas en mi salón.
Apliqué perfume en mi ropa y cabello, tomé mis cosas y salí casi 20 minutos antes camino a mi aula.
Mis tacones hacían ruido en los pasillos y me topé con algunos pocos alumnos que iban corriendo a sus clases, todavía era temprano para algunos. Por fin llegué y una sonrisa salió de mi rostro, el salón estaba justo como lo recordaba, cada asiento acomodado y mi escritorio también. Todo se veía precioso, en la puerta se grabó una inscripción.
