18. El Prisionero de Azkaban

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CAPITULO 18

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1993
Sala de artefactos de Hogwarts

(Narra Alice)

- ¿Asi que usted y yo debemos de resolver algo? - le dije sonriendole, lo ponía nervioso y me encantaba hacerlo.

Hasta que, en un movimiento rápido e inesperado, me acorraló contra la pared estrellándome en ella sin llegar a herirme.
Me hizo expresar con un gemido, mi sorpresa ante tal reacción.

- Odio que esté cerca de ti. - dijo en una voz oscura, profunda cerca de mi rostro. Se notaba mucho su ira.

- Créeme que yo también, lo detesto. -

- Entonces, explícame que hacia aquí encerrado contigo. -

- ¿Desde cuándo debo darle explicaciones a usted? - le sonrei coqueteandole y después segui hablando a pesar de que el me miraba enojado. - ¿Así que soy suya?, ya se lo ha dejado claro a los demás magos por lo que veo y sin mi consentimiento. -

- No me retes Alice, sabes que odio eso. -

- Estoy complacida de tener el placer de ver al profesor más temido de Hogwarts celoso. -

Dije acercándome a sus labios sin despegar mis ojos de él, con risas coquetas. Su rostro estaba enojado y podía ver que se sentía frustrado.

- No estoy celoso. -

- Que mal se te da mentir. -

- Cierra la boca ya Bardot. -

- ¿Qué pasa si no lo hago, vas a castigarme como a tus alumnos con trabajos forzados? -

Tomó mi cuello apretándolo un poco y acercando su boca a mi mejilla, su nariz aguileña estaba contra mi pómulo, podía sentir su respiración en mi oído.

- Voy a darte un castigo peor que eso, de otra manera, por retarme. -

Con velocidad tomó mi camisa blanca que llevaba puesta y la abrió con un movimiento brusco dejando expuestos mis pechos cubiertos por mi sostén negro.

- ¡Severus que estás! - dije entre jadeos pero el tomó mi cuello lamiendolo y dando besos feroces en este. - Estás muy alterado no es para tanto, basta -

- Bardot guarda silencio, no puedo controlarme, necesito probarte. - dijo con la respiración pesada contra mi cuello, podía sentir su lengua pasar por mi piel dejando un camino húmedo. Mi cuerpo estaba reaccionando a esos estímulos que tenía años sin sentir con tanta intensidad. Se sentía como si algo renaciera, algo que quedó dentro de mi, escondido y reservado, algo que con nadie más logré sentir, Severus Snape era mi perdición.

- Para, debes parar, podrían volver. -

- Estuve conteniendome tantos años, tantas malditas noches sin poder volver a sentir de esta forma tu piel, tu olor, no quería ser imprudente, pero no puedo más Alice, desde que volviste he contenido la necesidad de tocarte, de besarte de... - gruñó frustrado mirando mis ojos.

- Severus. - dije cortando el silencio.

Se quedó quieto, su respiración seguía estando agitada, pero se detuvo de lo que hacia, devorar mi cuello desesperadamente como un animal en celo, como un cazador. Por el contrario, observo mi rostro. Estaba confundida, y lo expresé. Él por fin habló.

𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃 - Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora