21. Al Calor del Fuego

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CAPITULO 21

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1993
Londres, Inglaterra
Calle Hilandera

(Narrador Omnisciente)

Con la llegada de Alice a Hogwarts, se marcaron sucesos que si fueran contados por alguien ajeno, serían difíciles de creer.

Su experiencia como maestra en la escuela que la vio crecer fue grata, nació su gusto por la enseñanza de la magia más avanzada que logró aprender en sus años de estudiante.
Aceptó continuar trabajando ahi el año siguiente tras la oferta del director de esta. Por el momento debía tomar sus vacaciones establecidas, pues, la escuela estaría cerrada todo ese tiempo.

Tiempo, una vez más mencionamos al tiempo. "Es una locura lo rápido que pasa y el como avanzan las cosas", pensaba la pelinegra en ocasiones.

Habían pasado unos días luego de que aceptara ser la compañía mutua de Severus Snape durante el tiempo que tuvieran que dejar de asistir a enseñar.

La nostalgia la invadió cuando regresó a aquella casita abandonada de ladrillos viejos. Se respiraba el aire frío, húmedo y pesado que caracterizaba a la zona que casi siempre estaba con lluvia.
Se olvidó que las cosas habían cambiado y que los años no habian pasado en vano, pues esperaba encontrarse con aquella mujer amable de aspecto amargo que recordaba, que la había recibido en su humilde hogar que aunque era de apariencia lúgubre, ella y su hijo la hacían sentir cálida.

La madre de Severus. Esperaba encontrarla distinta, con las marcas de los años en su rostro, con arrugas y demás,  pero la realidad la hizo aterrizar. Ella había muerto varios años atrás junto con él señor Tobias Snape a quien nunca conoció pero había oído a Severus mencionarlo con desprecio.

La casita conservaba en su interior el mismo ambiente oscuro y solitario que tenía aquella vez. El lugar tenía "un aire de abandono", ya que Snape pasó la mayor parte de sus años en el Colegio Hogwarts y la habitaba cuando está cerraba.

Las visitas de la pelinegra eran frecuentes pero no invasivas , pues también quería darle sus momentos privados a Severus en su propia casa. Ahora ninguno se sentía solo de nuevo.

. . .

En uno de esos días, en donde la lluvia caía a cántaros. La pelinegra mujer salió de su viejo apartamento portando una sombrilla oscura que le cubriera del agua en su camino a la Calle Hilandera.

Luego de cerrar bien caminó las cuadras necesarias cubriéndose con un grande y elegante abrigo sobre un vestido de color rojo.

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𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐈𝐃𝐀𝐃 - Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora