7. Show me how

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Muéstrame cómo te importa
Dime cómo amabas antes
Muéstrame cómo sonríes
Dime por qué tus manos están frías...



Carlos



Ya ha pasado un tiempo desde que salgo con Ester, nuestra relación es bastante tranquila, no la dejan salir mucho, así que el tiempo que pasamos juntos solo es en la escuela. Cuando estoy en mi casa charlamos por mensaje y últimamente hemos estado haciendo videollamadas para estudiar, y hablo en serio, estudiamos. De vez en cuando me habla de alguna película de estudio Ghibli o de algún drama coreano que ve, y yo le hablo de cómo vi orgullo y prejuicio por novena vez en el mes en la cuenta de Jake, pero nada más.

Todos los días comemos juntos en la escuela, a veces habla con mi mamá a la hora de salida, ya se llevan bien, también nos apoyamos en trabajos grupales, nunca me cela con nadie, es bastante sencilla, amable y cariñosa, mis amigos me repiten la envidia que me tienen.

Lindo, ¿No?

Ese es mi problema, es demasiado lindo para ser real, pero el problema no es ella, el problema soy yo.

Debería estar agradecido por la novia perfecta que tengo, sin embargo, en momentos como este, en los que me abraza por la cintura, mi mirada en lugar de ir hacia ella, va hacia otra persona, la cosa empeora porque esa otra persona es un chico.

    —¿Te leíste lo que te mandé? —pregunta ella.

No puedo apartar la mirada de Jake, está terminando de hacer su trabajo de biología con Amelia, los pusieron en grupo, así que durante dos semanas, a fuerza tuvieron que hablar.

Parece que después de tanto, ya no se llevan tan mal. Se hablan con normalidad y hasta él está sonriendo, de una forma en particular...

¿Por qué sonríe así? ¿No se supone que le cae mal?

¿Y si algo volvió a surgir entre ambos?

—Oye hazle caso a tu novia, huevón —me dice Paul, dándome un golpe en la cabeza.

—Lo siento, ¿Qué pasó? —digo volviendo a la realidad.

Ester deja de abrazarme y se arrima en la pared.

Ya terminamos nuestro trabajo, no tenemos nada más que hacer.

—¿Leíste lo que te mandé?

—¿Qué cosa?

—El libro.

—¡Ah! El libro —. Intento recordar de qué libro me está hablando—. Todavía no lo inicié, no he tenido tiempo. 

—Pero ayer dijiste que ya ibas por la mitad.

Me quedo helado, incluso llego a tartamudear un poco, ¿Yo dije eso?

Paul, como si fuera el espíritu santo, aparece de nuevo.

—Mano, hazte una, ayúdame con biología —dice y me saca de esa situación incómoda, literalmente, me jala del brazo sin esperar a mi respuesta.

Una vez que me lleva hasta su asiento, al fin habla.

—Oye ¿Tú eres cojudo? —pregunta cruzando los brazos—. Miéntele bien, sé coherente.

—No quiero mentirle.

—Ay ajá. No te hagas el muy santo, sabes lo que haces.

Me quedo sin palabras por un momento.

"Sabes lo que haces"

Intento responder, pero las palabras no salen mi boca, es como si incluso yo supiera que Paul tiene la razón.

SOLO AMIGOS (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora