1. Cómo te va mi amor

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Cómo te va mi amor
Siento un gran vacío
Una profundidad que adormece mi mente
Me quedo dormido de tanto pensar que vengas a mí
Y es que no he entendido
Que aquí no eres más que brillos y sueños...

Carlos

—Terminó conmigo porque no me gustaba ella.

—¿Qué? ¿Entonces... quién te gusta?

—Tú.

Esa respuesta resuena por todo el cuarto, no entiendo cómo, solo estamos Jake y yo, no hay objetos, no hay paredes ni un piso. Todo está completamente negro, cual espacio sin estrellas.

Escucho a alguien detrás de mí, giro asustado y en eso, cambio de plano, ahora estoy en una iglesia, un hombre mayor vestido con una túnica blanca habla en voz alta con un micrófono.

—No te acostarás con varón como los que se acuestan con mujer; es una abominación —proclama—. ¿No es eso lo que dice la biblia? —Se escucha como todos los presentes responden que sí, entre ellos, mi madre, quien está sentada a mi lado—. ¿Entonces cómo ahora tenemos a gente promoviendo estas cosas que van contra la vida, contra la familia, ¡Contra la fe!? —aparece a mi lado y de un jalón, me pone de pie—. ¡Este chico ha caído en las manos del enemigo!

Todos en aquel lugar ponen sus ojos en mí, sobre todo mis padres, ellos me miran con total desaprobación.

Intento escapar, pero las manos del señor me toman con tanta fuerza, que incluso siento como sus dedos van quemando mi piel. Ahora no hay nadie, todos están afuera, solo quedamos nosotros. Intento gritar, pero nadie me escucha, nadie me ve, ni siquiera los que están cerca.

—Estudios dicen —una señora con una bata de laboratorio se acerca a nosotros—... que las personas homosexuales están enfermas, pero no se preocupen, es tratable.

—¿Puede afectar a su coeficiente intelectual? —pregunta un hombre.

—¡Esta gente está enferma! —grita otro hombre, este está con una señora embarazada y una niña al lado.

Intento huir, escucho cómo todos me gritan, como si hubiese hecho algo malo.
En eso, Jake aparece, me toma de la mano y cierra una puerta de madera.

Otra vez estamos en la habitación ciento quince.

—¿Estás bien? —pregunta con una voz dulce.

Me quedo paralizado, no lo quiero cerca. De un momento a otro, me acerco a él, mi cuerpo es quien me domina, mi mente no responde. No es necesario seguir caminando, ya que Jake me rodea con sus brazos e inesperadamente me da un beso en los labios.
Lo tomo con fuerza, le correspondo cada beso que me da, no importa que sienta dolor, tampoco que le esté abriendo las puertas al pecado, solo sigo, aunque quiera parar, igual sigo, por más sucio que sea, aún así me gusta. Sus labios chocando con los míos me dejan completamente cautivado, me atrapan de una forma que hace que describirlo con palabras se me complique.

Estoy besando a un hombre

Mis pensamientos resuenan como si los dijera en voz alta. Quiero que paren, yo quiero parar, detesto esto.

Por fortuna, mi alarma suena.

Abro los ojos con rapidez, tengo la respiración agitada, hasta estoy sudando.

Me siento en la cama y sin poder controlarme más, me pongo a llorar, como he estado haciendo desde que Jake y yo nos besamos.

Con un dolor inmenso formándose en mi pecho, me levanto y voy al baño. Una ducha fría es lo que necesito.

SOLO AMIGOS (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora