9. Every breath you take

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Oh, ¿Acaso no puedes ver
que eres para mí?
¿Cómo se lastima mi pobre corazón
con cada paso que das?...






Carl

Las manos de Jake tocando mi cabello es una escena que se repite en mi mente una y otra vez desde que comenzó el día. Podré haber estado borracho, pero no se me olvidó nada, y que bueno que haya sido así.

No entiendo que es lo que tiene Jake, es como si fuera brujería, lo tengo en mi mente todo el tiempo, incluso cuando cierro los ojos, aparece su imagen en pequeños momentos del día, resaltando las facciones que más atraen de él, como su mirada, por ejemplo.

Incluso soñé con él anoche. Me hallaba en un bosque con varios pinos, algo que en Pucallpa no hay, eran como las seis de la tarde, el cielo estaba nublado y me encontraba allí completamente solo en un lugar que me daba escalofríos.

—¿Por qué te quedas ahí parado? ¡Ven! —me gritó Jake a mis espaldas.

Me giré y vi su figura esbelta, traía puesto una casaca marrón y unos pantalones negros, su cabello desordenado y su sonrisa encantadora hizo que camine hacia él sin pensarlo dos veces.

—No creo que deberíamos seguir —le dije al ver que aquel bosque tenía neblina más adelante. Podríamos toparnos con cualquier peligro y no veríamos nada.

—Oh, vamos, no seas un miedoso. Estás conmigo, no te pasará nada —Se acercó aún más y me tomó de la chompa negra que traía puesta.

—No sé...

—¿O acaso no confías en mí?

Cuando intenté retroceder, de la nada apareció un árbol que antes no estaba allí, así que terminé chocando de espaldas con este.

—¡¡Carl!! ¡¿Dónde estás?! —se escuchó la voz de mi madre a lo lejos, era como eco que se repetía una y otra vez en todo el bosque.

Cuando intenté contestar, Jake me tapó la boca y después, a esa misma mano la pasó a mi mandíbula.

—¿No quieres que nos descubra o sí?

Y antes de sentir sus labios chocar con los míos, desperté.

Tenía la respiración agitada, sudaba como si estuviéramos a cuarenta grados y mi corazón latía a mil por hora.

Creo que pocos serán los que saben lo que se siente soñar con alguien de una forma extraña y que al despertar justo esté ese alguien durmiendo a tu lado.

—No te muevas —ordena Jake.

Hago caso a las ordenes de mi amigo y arrimo la cabeza sobre una pequeña almohada que traje. Mi ventana no está del todo abierta, así que puedo estar tranquilo con que no quedaré decapitado como la niña de una película que vi hace poco en la cuenta de Netflix de Jake.

Estamos en el auto de mamá, de camino a Aguaytía. Papá conduce, las ventanas están abiertas y Jake sigue con la resaca de anoche, además, el sushi le cayó mal. No puede más. En las dos horas que vamos sentados se la ha pasado durmiendo en mi hombro. Valeria e Isabel, por otro lado, están riendo y hablando de cualquier tema que se les salga de la boca, no entiendo como pueden tener tanta energía después de anoche, incluso fueron a comprar más trago, pero yo no accedí a tomar, en cambio Jake con todas las ganas del mundo dijo que sí.

SOLO AMIGOS (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora