4. Dime cuántas veces

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Dime cuántas veces quieres que te llore
Que te siga
Que te ruegue
Que te implore
Dime cuántas veces quieres que vaya detrás de ti...


Carlos

Mi lápiz recorre cada parte de mi cuaderno, sin un rumbo fijo, solo va de un lado a otro, creando líneas para nada rectas, más bien, son como un remolino.

Historia nunca ha sido mi curso favorito, me aburre tener que escuchar cosas que hicieron que mi país se vaya la mierda. El profesor me cae bien y para ser honesto, sí sabe enseñar, el problema soy yo, como siempre. Es por eso que tengo que hacer garabatos en la parte de atrás de mi cuaderno, así no me desconcentro tanto.

Sigo escuchando como el profesor habla de la vez en la mataron a los hermanos Gutiérrez tras hacer un golpe de estado, en eso, de reojo puedo notar que alguien me está mirando, no distingo quien es. Al hacerlo, no me sorprendo al ver que es Jake, lo que sí me sorprende es que desvía la mirada apenas y nuestras miradas se topan. Nunca hace eso, siempre se te queda viendo sin roche.

Se me pone la piel de gallina, no sé si soy yo o Jake se puso más atractivo desde ese viaje. Últimamente, sus mejillas paran de un tono rojo carmesí, su cabello ha crecido, créanme que le queda bastante bien, sus labios rosados hacen que quiera caer en la tentación y ni hablar de sus ojos, como sus ojeras están más marcadas, hace que estos resalten aún más y de paso, se ve más intimidante. ¿Es normal que me guste?

¡Claro que no!

Tomo mi pulsera con fuerza, otra vez me estoy siendo raro.

    —Carlos y Ester, grupo tres —anuncia el profesor en voz alta.

Al instante, mis compañeros sueltan en una perfecta sincronización un largo y juguetón '¡Uuuuu!'.

    —¿Cómo? —le pregunto al profesor. Me perdí, ¿Qué grupos?

    —¡¡Bien ahí, Carlitos!! —grita mi compañero Diego, seguido de esto solo escucho la burla de un grupo de personas.

    —¿Qué cosa? —le pregunto a Gael, que se sienta al lado.

    —Está diciendo las parejas para hacer el libro —explica.

Genial, como se nota que la suerte está de mi lado. ¡Dios! ¿Por qué Ester? Hasta Paul hubiese sido una mejor opción, prefiero hacer yo solo el trabajo.

Me giro a ver a la mencionada, ella solo sonríe un poco de manera incómoda, a la par que me saluda con la mano.

Las cosas con ella han estado de lo más... ¿Normal?, no sé si ignorarnos mutuamente y evitarnos en todo momento es estar normal. Aún no le ha dicho a todo el mundo lo que le confesé aquel día, eso me basta.

Protégeme, señor.

Me levanto de mi asiento y me acerco a ella con mi laptop, al sentarme al lado, mantengo la mirada baja.

    —Hola —susurro.

    —Holi —responde ella en un tono simpático, de reojo noto que tampoco me mira.

Necesito que la hora pase rápido, nunca antes había estado tan ansioso por comenzar con educación física.

    —Entonces —habla ella—, yo hago las primeras tres páginas y tú el resto —su voz transmite mucha paz, me sorprende la forma en cómo me habla con total naturalidad.

Alzo la vista y, de repente, nuestras miradas se encuentran. Después de mucho tiempo.

    —Sí —contesto sin más.

SOLO AMIGOS (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora