10. Snow on the beach

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Estoy confundida, gracias a ti
Y es como nieve en la playa
extraño, pero jodidamente hermoso
Volando en un sueño
con las estrellas al alcance de la mano
Que tú me quieras esta noche se siente imposible
Pero está cayendo sin hacer algún ruido
Y está en todas partes
como nieve en la playa...


Carlos

Me bajo del auto con las mismas ganas de vivir que tenía en pandemia, o sea, nada. No entiendo como todos tienen tanta energía.

    —Dejamos las cosas en el cuarto y nos vamos a pasear —me recuerda mamá.

    —Sí, mami —le respondo poniendo mi mejor cara, pero por dentro solo quiero decirle que no quiero ir, que me quiero quedar encerrado en la habitación, que anoche apenas y pude dormir y que por favor, no vuelvan pronto.

Estamos dentro de un hotel, es en un terreno algo grande, el lugar como tal es bastante rústico, hay una enorme cabaña de tres pisos, la madera de esta se ve tan reluciente, incluso podría ver mi reflejo en esos troncos.

Se acerca una señora, según yo, debe tener unos cincuenta años, es chatita y se ve bastante amigable. Confirmo eso cuando se acerca a saludarnos y a darnos la bienvenida.

    —Además de los cuartos, tenemos una fogata aquí, si la quieren usar solo avísenme —sigue caminando y nos guía hasta una casa de madera algo grande, está al lado de la cabaña—. Esta es mi casa, aquí servimos el desayuno, si necesitan algo pueden venir a preguntar.

Valeria me jala hacia ella, está con Isabel y Jake.

    —Mañana hay que hacer una fogata —me susurra.

    —Compramos galletas, bombones y nutella —agrega Jake con emoción.

    —Y le hacemos como en las películas gringas —continúa Isabel.

Me quedo callado, pero luego recuerdo que mañana es el cumpleaños de Valeria. No puedo decirle que no.

    —Está bien.

Nos adentramos a la cabaña, esta por dentro se ve aún más grande, sin contar que es bastante fresco el ambiente.

    —Aquí están las llaves de sus habitaciones —nos indica la señora, pasándole las llaves a mamá.

Mamá me da la llave de mi habitación, es la ciento quince y por el tamaño de la cabaña, me imagino que debe quedar en el último piso.

Subo con Jake, hacemos una especie de carrera, obviamente, él gana.

Al entrar a la habitación, me siento aliviado al ver que hay dos camas. Lo malo es que al elegir en la que yo estaré, noto que una bastante dura.

Qué día de mierda.

    —Puedes dormir conmigo —dice Jake al ver mi cara de incomodidad.

    —No, gracias.

Quiero dormir en una cama cómoda, pero si Jake está allí, es mejor mantener la distancia ahora que sí hay otra cama.

Me levanto y me acerco a la cama de mi amigo, hundo la mano en esta y mi envidia aumenta cuando la siento como una nube.

    —Maldito.

    —Pero duerme aquí pues.

    —No.

Jake se sienta en el filo de la cama y me observa con cierta preocupación.

SOLO AMIGOS (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora