3. Stressed out

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Ojalá pudiéramos retroceder en el tiempo,
A los buenos tiempos
Cuando nuestra mamá nos cantaba para dormir
pero ahora solo estamos estresados





Carlos





Venir a la iglesia es una buena costumbre que tenemos en casa. Mi hermana es la única a la que no le gusta venir, pero termina haciéndolo porque papá la obliga. Mamá, por otro lado, solo le dice que es bueno que escuche la palabra del señor de vez en cuando.

Yo soy lo opuesto a Valeria, en ese sentido, hasta estoy en la banda de la iglesia. Me metí porque hace años quería aprender a tocar la guitarra y aquí dan clases las tardes. Aprendí y terminé siendo parte de un grupo en el que un tipo de veinte años toca la batería, unas niñas tocan la pandereta, un señor de cincuenta años el piano y unas señoras hacen los coros. 

Solo lo hago los sábados y domingos en la mañana. Hasta me sé de memoria la misa, justamente porque debo estar al pendiente de los tiempos en los que debo comenzar a tocar.

Desvío la mirada mientras el padre habla y veo a Jake sentado en primera fila, está a tan solo unos metros de mí. Le presté una camisa color bronce para que al menos se vea presentable. El bronce le queda bastante bien, resalta sus ojos verde avellana.

Jake junta las manos y hace como si estuviera orando y quedándose dormido al mismo tiempo. Es en modo de burla, él tampoco cree en Dios.

Le hago una seña con la mano para que deje de hacerlo, pero continúa sin importarle que las señoras del coro lo han comenzado a ver mal.

En mi intento por hacer que pare, comienza otra canción y me asusto e intento saber de qué canción se trata para seguir el ritmo. Por suerte logro ponerme al corriente. Vuelvo a ver a Jake, esta vez con una mirada juzgadora. Él solo se lleva una mano a su boca para que su risa no se escuche por toda la iglesia.

Tiene una sonrisa bastante contagiosa, así que también hago un esfuerzo para no estallar a carcajadas.

Intento concentrarme en la guitarra acústica que él me regaló cuando tenía ocho años. Recuerdo que las veces en las que iba a su casa, le pedía permiso para usar una guitarra que él tenía colgada en su pared, él la tenía más que todo de decoración, ni la usaba.

Eso fue así hasta que al cumplir ocho años, se apareció en mi casa con una guitarra. No era la que él tenía, había comprado una nueva y todo porque, según sus palabras, no tenía que usar cosas de segunda.

Desde ese entonces cuido esta guitarra con mi vida.

Cuando ya es hora de hacer la última oración, cierro los ojos y me concentro en las cosas por las cuales estoy agradecido. No obstante, los recuerdos de la fiesta de anoche comienzan a aparecer.

Me sentí mal cuando vi a Jake besándose a la amiga de mi hermana, una chica que el año pasado acabó el colegio, como sea, al rato me estaba poniendo como drogado cuando este no dejó de abrazarme y arrimarse a mi hombro.

A ver, en primer lugar ¡No tenía por qué sentirme mal! Y en segundo lugar ¡No tenía por qué sentirme nervioso!

Mi oración, de un "Gracias señor por un día más de vida" pasa a "Dios ¿Esta es una especie de prueba para ver si cometo algún pecado?", y de eso sigue un "Ya sé que tomé alcohol en esa fiesta, lo siento mucho. Ya sé que usted sabe que no fue mi primera vez tomando esa clase de tragos. Bueno, en mi defensa, solo lo hago si estoy muy estresado. Contando la de ayer sería la tercera vez, está mal lo sé... ¿O me está mandando esa cosa rara hacia Jake porque quiere ver si vuelvo a beber? Si es así, no se preocupe, no volverá a ocurrir. Por favor perdón..."

SOLO AMIGOS (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora