2. En esta habitación

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Estoy sintiéndome solo en este corazón
Silencios de odio
Estoy volviendo a verte yo en esta solución
Momentos de agobio
Tanto, tanto, tanto
Tiempo...

Carlos

    —Las microglias —repito haciendo un título en una tarjeta —, pequeñas, prolongaciones ramificadas, origen, monocitos de la sangre, SNC, fagocitan microorganismos y células muertas —digo en voz alta todo lo que subrayé, me ayuda a no perderme al momento de reescribirlo.

Seguido a esto, subrayo en el mismo papel lo importante de lo importante. Tengo que hacer que un libro de biología y anatomía de doscientos veintinueve páginas se me quede en la cabeza. No es algo que estamos viendo en el colegio, es de una colección de libros que suelen estudiar los que postularán a la universidad que quiero. Son catorce libros y todos parecen ladrillos, los que más he estudiado son este y los que tienen que ver con números, lo hace menos aburrido.

Escucho que mamá toca la puerta, sé que es ella, ya que Valeria directamente la abre y papá ni se acerca.

    —Pasa.

Ella entra cargando un bolso grande, trae puesto su uniforme de obstetra y el cabello rizado recogido en una coleta alta, se le ve llena de energía.

    —Ya me voy, ya hice la cena, cuando vayas a comer levantas a tu hermana, por favor, está dormida —dice todo con una voz delicada.

Solo asiento. Ella se me acerca y me da un beso en la cabeza.

    —Cuídate, no duermas tan tarde.

    —Son las seis —le recuerdo. No es como que ya sea de madrugada o algo así.

Mamá sonríe burlona.

    —Te conozco.

Se da media vuelta para salir, pero luego frena. De seguro se olvidó de algo.

    —¿Puedes sacar la basura?

Ya sabía.

Vuelvo a asentir y ahora sí se va.

Suelto mi lapicero, ya es momento de descansar un rato. Me estiro e intento relajarme, en una de esas hasta suena mi cuello, como si no me hubiese movido en años.

Estoy a punto de tomar mi celular, pero me retracto, lo más probable es que me encuentre un mensaje de Jake o algo que me recuerde a su persona. No quiero seguir pensando en él.

La idea de sacar la basura ya no suena tan mal.

Me levanto de mi escritorio y me dirijo a la cocina. Detesto sacar la basura, Valeria no siempre tira los desechos en donde debería tirarlos, a veces hasta chorrea líquido de la bolsa porque le dio flojera tirar su refresco en el lavatorio. Agarro la bolsa y la cierro con un nudo, tendré que lavarme las manos con cloro.

Cargo la basura hasta el primer piso, allí también me encuentro con algunas bolsas que papá no sacó. Otro que no sabe el significado de limpieza. Soy tan buen hijo que también agarro esas bolsas, me doy asco a mi mismo cuando siento que me caen gotas de cerveza en los pies.
Al salir y dejar todo, doy media vuelta para lavarme, sin embargo, freno tras escuchar un maullido.

De nuevo está allí la gatita a la que le di de comer hace dos semanas. Es un gato tuxedo, de esos que parece que están con un smoking, la mayoría de su cuerpo está cubierto por un pelaje negro como la noche, a exepción de una mancha blanca en su pecho, que también cubre cierta parte de sus patitas.

    —Michi —llamo su atención.

Ella se gira a verme y me topo con sus enormes ojos verdes.

Se la ve bastante sucia.

SOLO AMIGOS (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora