3. La chata

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Yo sé que nunca podré dejar de quererte una vez
Y es que aunque no puedas hablarme
Sé bien lo que quieres decirme
No sé si pueda resistir
El tiempo lo sabrá decir...


Carlos

Jake tenía más ojeras que de costumbre, sus ojos estaban rojos y se veía bastante cansado. Miento si digo que su mirada no penetró en lo más profundo de mi conciencia. Hace unos días lo bloquee, me hablaba por todos lados, incluso me mandaba Snaps con textos. Me arrepiento de haberlo hecho, sé que estuvo mal, pero no sabía qué más podía hacer, no quiero que hablemos, ya me cuesta contener mis sentimientos hacia él, peor sería si volvemos a cruzar palabras.

Es frustrante ver que mis intentos de dejarme de huevadas no funcionen. Cada que lo veo, cada que escucho su voz, incluso si hacemos contacto físico sin querer, mi cuerpo siente una electricidad que dudo que sea normal. Como hoy, en clase de química el profesor nos mandó a hacer una ficha en parejas, me tocó con Jake, por desgracia.

    —Yo hago los números pares y tú los impares —fue lo único que le dije.

    —Ajá —fue lo único que él dijo.

Nos quedamos en completo silencio, ni siquiera sabía si moverme o qué.

    —¿Qué se hace? —preguntó Paul cuando una silla en movimiento lo despertó.

    —Duerme, mejor —le respondió Jake.

Juntamos nuestros pupitres solo por orden del maestro, lo cual fue bastante desfavorecedor para mí, soy zurdo y él es diestro, ¿Saben cuántas veces nuestras manos se chocaron? Ya hasta comienzo a creer que Jake se juntaba más a propósito.

Moría por tomar su mano.

Idiota.

Paso mis manos por mi rostro, tengo que concentrarme.

Ya son las doce de la noche, ¿Que qué hago estudiando? Creo que la respuesta es bastante obvia, a menos que no sepan leer.

Escucho a alguien abrir la puerta, es mamá, ya volvió del trabajo.

    —¿Hijo? ¿Qué haces despierto? —pregunta.

Sí, fue mala idea estudiar en la sala.

    —Hola, mami —saludo para desviar la pregunta.

Saluda al gato, la dejó quedarse después de que le hiciera un PPT súper elaborado para convencerla. Me encariñé con Michi.

Por un momento pienso que mamá se irá a dormir, sin embargo, se acerca a mí.

    —Ya es muy tarde —. Deja su bolso en la mesa y se sienta al lado.

    —Nunca es muy tarde para aprender.

Ella ríe.

    —¿Qué estás viendo? —toma mi libro y lo lee detenidamente—¿No crees que es mucho? Te faltan más de dos años para postular.

    —Dos años que puedo aprovechar. El colegio no me prepara para el examen —le recuerdo. Mi escuela no es de esas en las que te preparan para postular a una universidad.

Mamá suelta un suspiro. Sin avisar, cierra el libro y lo hace a un lado.

    —¿Cómo te va en el colegio? —pregunta.

    —La beca se queda.

    —Eso ya lo sé. Yo me refiero a otra cosa, ¿Todo bien con tus amigos?

SOLO AMIGOS (BORRADOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora