Capítulo 31

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—Án, ¡estás hermosa! —Chelsea derrama unas cuantas lágrimas.

—¡Vas a arruinar tu maquillaje! —le reclama Lila— ¡tanto que me costó!

Después de ir de compras y que cada una escogiera su vestido preferido, decidimos venir a mi casa, para comer y arreglarnos.

Y por sí lo preguntan, aún no sé nada de Zaid. Ni señales de que está vivo, nada.

No puedo despegar mis ojos del espejo, no pensé que el vestido se amoldara tan bien a mi cuerpo. Faith tenía razón. El vestido rojo se ciñe tan bien en mi cadera, como los hombros descubiertos. El escote hace que resalten mis senos, y tiene la cola larga, y por delante corta, haciendo lucir mis piernas esbeltas. Este vestido es perfecto.

No puedo negar que Lila se lució con el maquillaje, y no solo con el mío sino que con el de todas. Parecemos unas putas diosas. El culo perfecto de Lila hace que se vea más perfecto, con ese vestido ajustado de color negro. De todas nosotras la que tiene más senos es Miranda, esa pelirroja se las trae, es que, ese vestido morado hace que reluzca sus grandes atributos. Y mi mejor amiga ni se diga, ella tiene una figura envidiable, qué se puede colocar una bolsa de patatas, y seguiría luciendo increíble.

—Lucen realmente hermosas. —les digo, admirando la belleza de cada una.

—Y tú no te quedas atrás. —responde Lila— mirate bien, ¡y es que ni mi primo se podrá resistir! ¡eres una diosa!

El escuchar que lo menciona hace que decaiga un poco mis ánimos, pero me recompongo rápidamente.

Mi cabello negro, me llega a la cintura. Decidí dejarmelo suelto, y relucir lo largo que lo tengo. Mi delineado es perfecto, y el rojo pasión que luce en boca, es de las cosas que más resaltan. Definitivamente amo el rojo.

Toco el collar de corazón que le pertenecía a mi hermana. «cómo me gustaría que estuvieras aquí» decidí colocarme solo el suyo, para sentirla cerca de mí.

—Ya el chofer nos está esperando. —dice Miranda, viendo su móvil.

—¿Chofer? —pregunto.

—Sí, Án. —contesta Lila— la cumpleañera tiene que llegar con clase.

—Eso me gusta. —concuerda Chelsea.

¿Quién soy yo para oponerme?

Aurora se queda con mi tía y mis padres, y nos dejan ir no sin antes tomarnos mil fotos. Me repiten lo mucho que me tengo que cuidar y que me divierta.

La limusina no está para nada mal, tiene su refrigerio, su aire acondicionando, y no hace falta que diga los espacioso que es. No puedo creer que las chicas hayan pagado por esto, la casa de Ben no está ni a 10 minutos de la mía en coche.

Al llegar, las mariposas revolotean en mi estómago, y no sé por qué estoy tan nerviosa. Es una simple fiesta, todo estará bien.

—¿Qué te parece? —pregunta Miranda, nerviosa.

Siento que estoy en el propio cielo. La música es de mi gusto, hay comida en todas partes, luces de colores adornan la casa, la piscina brilla con la luz de la luna, y se ve que está para darse un baño. Y lo que veo hace que quiera llenar de besos a la persona a la que se le ocurrió colocar no 1, sino 5 fuentes de chocolate.

¡El chocolate es mi perdición!

Me contengo de salir corriendo a una de esas fuentes, cuando salen los chicos del interior de la casa. Y es que más preciosos no pueden estar, están acorde a todo esto. Elegantes. No pensé vivir para ver llegar este día. Se dirigen hacia a mí, entre ellos: Ben, Brett, Liam, y Lucas.

Eres tú © #1 [COMPLETA] ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora