Capítulo 6

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Mi padre estaba aquí.

¿Que hacía aquí?

El silencio reina entre nosotros, cuándo le da otro sorbo a su vaso, y se termina su cigarrillo. Se levanta, y con la poca luz puedo observar su uniforme de policía. Le queda tal cual lo recuerdo desde que era niña.

—¿No me darás un abrazo? —pregunta, abriendo sus brazos hacia a mi. No dudo ni un momento cuando me arrojo hacia sus brazos.

Lo extrañaba tanto. Cuándo era pequeña mi padre podía equilibrar mejor el trabajo con su vida personal. Podía pasar más tiempo con nosotros, pero al pasar los años, fuimos creciendo, y aunque a mi mamá le va bien en su tienda, no eran suficientes para cubrir todos los gastos de la casa y de nuestros estudios.

Así que papá pidió horas extras en el trabajo, cosa que hizo que disminuyera su tiempo en casa con nosotros, pero lograba cubrir cada gasto. Se volvió mejor, y ahora gana más. Ya no era necesario que trabajara tanto. Pero un caso de hace 3 años no lo dejaba dormir, y ahora está el de mi hermano. Ya no creo ni que duerma bien.

—Te extrañé tanto. —digo contra su pecho, sigue oliendo como siempre.

—Y yo a ti, mi pequeña.

Quisiera quedarme así por siempre. Él es de las pocas cosas que me importan en la vida, y saber que no pueda llegar un día a casa, hace que se me arrugue el corazón.

—¿Qué haces aquí? —pregunto, mientras nos sentamos en el sofá.

—¿Me estás corriendo? —finge una voz de dolor.

—Sabes que no. Si es por mí, te guardaría en mi armario para que no salieras más. —bromeo.

Él ríe, y no me había dado cuenta, cuánto había extrañado esa risa.

—Espero que haya comida al menos. —sigue mi broma.

—Solo si te portas bien.

Ambos reímos. Hasta que se torna un silencio que conozco bien. Cuándo papá viene no es por nada, y mamá dijo que era una emergencia, supongo que era por él.

—¿Qué pasa, papá? Sé que no estás aquí porque sí.

—Tenemos que hablar, Ángeles.

Oh, oh.

Cuándo mi papá se pone serio es porque la cosa es grave.

—Te juro que yo no he hecho nada. —respondo al instante— Chelsea fue la que le echó pescado crudo en el bolso de la señorita Smith. Yo no tuve nada que ver. —levanto las manos, y niego con la cabeza.

—No es es... —frunce el ceño— ¿pescado crudo? —dice con una muesca de asco. Y sí, fue asqueroso. El salón solo olía a eso.

La señorita Smith había reprobado a Chelsea en unos exámenes de repaso que hicimos esta semana. Ella desde el año pasado sospechaba que tenía algo en su contra, pero no le creí hasta ahora porque en este examen hicimos todo igual sin que se diera cuenta. Y yo saqué "A" y ella "-D".

Así que le creí, las respuestas eran la misma, pero no la calificación. Menos mal que era solo de práctica.

Así que al salir ella del salón, Chelsea me pidió que vigilara y le avisara. No sabía que iba a hacer hasta que ella volvió, y pegó un grito que se escuchó hasta en Júpiter. Al abrir su bolso tenía pescado crudo, y el olor no fue para nada soportable.

—No, nada. —cambio el tema— dime cuál es el problema.

—¿Por qué crees que es un problema?

Eres tú © #1 [COMPLETA] ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora