Capítulo 32

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Zaid.

Extiendo mi mano buscando abrazar a lo único que me trae paz y tranquilidad, pero al pasarla por la sábana, no siento nada. Procedo a hacer lo mismo, obteniendo el mismo resultado. Está vacío. ¿Es que acaso...? Abro mi ojos, y compruebo lo que ya sabía.

Y sí. Se fue.

Me levanto para irla a buscar, no puede estar tan lejos. Al bajar las escaleras escucho unas voces femeninas, y sé quienes son.

—¿Dónde está? —pregunto.

Todas dejan de hablar, y se nota la confusión, pero después parecen entender.

—Ya viene. —contesta Lila.

—¿Dónde está? —vuelvo a preguntar.

Se miran entre las tres, y se quedan en silencio. Esto no me está gustando.

—¿Están sordas? —no tengo paciencia.

—Fue a acompañar a Thomas a su auto. —responde Chelsea— no es para tanto.

La sensación que cargo en el pecho aumenta. Algo no va bien, lo siento.

—Sí, seguro no tardan, él... —dejo de escuchar a Miranda, y me dirijo hacia afuera donde están los autos estacionados.

Pero no está.

¿Será algún tipo de venganza por lo que pasó la primera vez?

A lo mejor sí. No es la primera vez que se venga de ti.

Lo que me recuerda mi conciencia es verdad, pero no lo creo. Esta vez es diferente, ella no se iría. No así.

—¿Dónde está Lucas? —entro a la sala nuevamente.

Dónde ahora están Ben, Liam y Brett, aparte de las chicas.

—Está con Derian arriba. —dice Liam.

Me encamino hacia arriba sin dar explicación alguna, no me importa lo que estén haciendo, pero Ángeles es más importante que su calentura.

Cuando intento entrar, no puedo, porque la puerta está cerrada con llave. Toco unas cuantas veces hasta que abren, emitiendo algunas quejas.

—¿Qué pasa? —se muestra Derian enrollado en una sábana.

Entro dejando su pregunta en el aire, encontrándome a Lucas en la cama, en bóxer. Al menos tuvo la decencia de colocarse algo.

—Ángeles no está.

La cara de Lucas expresa confusión, igual a la de Derian cuando se posiciona a mi lado.

—¿Cómo que no está?

—Se fue con Thomas. —mi desagrado es notorio.

—¿No estarás celoso, cuñadito? —bromea.

Lo miro mal. Pero Lucas hablar antes que pueda responderle:

—¿Cuál es el problema?

—No confío en él. —digo— y ella no iría así.

—¿Intentaste llamarla? —niego— Derian, llámala. —ordena, mientras empieza a vestirse.

—Lo mataré si le llega a pasar algo. —la rabia me carcome.

—Relajate, vamos a esperar, seguro si contesta.

—¿Y si no lo hace? —es a lo que le temo.

—Sabremos que algo no está bien.

Eso yo lo sé.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto.

—Hay ciertas reglas que le impusieron los padres de Ángeles a ella, y a sus hermanos desde pequeños.

Eres tú © #1 [COMPLETA] ✔ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora