CAPÍTULO 16: Défaut.

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- De antemano quiero aclarar que no llamo por ti. –expuse– Pero realmente necesito un favor.

- Dime. –medio escuché responder a Harry entre un bullicio.

- ¿Podrías bajarle a la música? No te logro entender bien. –se apartó del teléfono y disminuyó el volumen escandaloso permitiéndome escuchar unas risas femeninas de fondo.

- ¿Ahora?

- Mejor y gracias.

- Dime qué necesitas. –ostentó sin ganas.

- En Marquesina se desapareció un vestido y tengo varias sospechas de que no es un robo, siento que lo están encubriendo o algo así.

- ¿Y qué puedo hacer yo en esto? –me interrumpió.

- Quizá Susana pueda estar involucrada.

- No te creo, ni te creeré. No es esa clase de persona.

- Sólo es...

- Detente. –me impidió de nuevo– mañana hablaremos de esto en persona, no por una llamada. Además no me encuentro en mis cinco sentidos.

- ¡No quiero verte! –manifesté sin pensarlo.

- Okey... –un silencio invadió la llamada– Entonces temo que no podré hacer nada por ti. –colgó.

«Que estúpido lo que acabo de hacer, ni sé para qué lo llamé, sólo busqué una maldita excusa para escuchar su voz. Por favor Bice, enfócate en lo que importa. Ahora pensará que estoy culpando a Susana por celos o algo parecido. Que inmadura me he vuelto.» pensé luego de tirar mi teléfono a la cama.

- ¿Qué debo hacer? –musité a la nada.

Tomé el celular de nuevo para revisar el correo esperando que el mensaje con las grabaciones enviados por Ned hubieran llegado, pero no.

Me senté en el orillo inferior de la cama, froté mis pies en la pequeña alfombra de lana que rodeaba las patas de madera de ésta y apoyé los codos en mis muslos, curveé mi espalda para dejar que mi mentón se apoyara en mis manos.

Hace tiempo no me sentía tan confundida, tan desesperada y asustada. No esperé en mi vida encontrar a alguien como Harry no por su físico, sino por su adicción. Su maldito irrespeto ante mi cuerpo, mente y alma. Tiende a penetrar con dolor y ardor el corazón, y no estoy enamorada de él, pero no puedo ocultar que tengo una obsesión. Obsesión que se me fue dada por aquel bar. Esa cabina en el baño en el que podía rozar su cuerpo sudado, sentir su calor y escalofríos. Fuera del ámbito sexual, esa mirada perturbadora que recorría mi cuerpo con pasión, lo ultrajaba y moldeaba a su gusto. Sus manos en mi cintura, apretando tan fuerte, jalándome hacia él, queriendo unirme a su esencia.

Me dejé caer de espaldas.

Debía concentrarme en el vestido, era mi responsabilidad y aunque Susana también esté a cargo de buscarlo, para ella sería tan fácil como que Harry le dé el dinero para pagarlo. Sólo debo sentarme a analizar mis cosas.

Levanté mi cuerpo y analicé detenidamente mi cuarto. Hice que mi mirada recorriera cada detalle de las paredes; al lado de la puerta había un perchero de pared en el que dejaba mis sacos, no sé por qué en el cuarto y no en la entrada principal, pero me sentía más cómoda así, continúe con la travesía y antes de llegar al escritorio de madera y vidrio que se pegaba a la pared derecha me topé con una repisa en la que tenía un cactus que me había regalado mi papá. Me acerqué a él y particularicé cada una de sus espinas, eran grandes, feas, largas y muy puntiagudas, dispuestas a defenderlo de cualquiera que quisiese dañarlo. Entendí que por más agresivos que seamos ante la sociedad solo es una respuesta de nuestra mente intentando protegernos de aquello que nos puede dañar. Caminé hasta el escritorio y permanecí en mi trayecto, en la siguiente pared había una ventana adornada por dos largas cortinas color beige amarradas por un sujetador hecho en macramé, me acerqué hasta los cristales y observé a través de ellos: la noche era triste, la neblina opacaba las pequeñas luces de las avenidas y en las aceras la gente caminaba sin sentido.

Suspiré y solté las cortinas para tapar por completo la ventana.

Volví a mi cama interrumpiendo el recorrido de mi habitación, dejando que el tiempo sucediera hasta que mis ojos decidieran cerrarse del cansancio.

Varias horas después.

Eran casi las cuatro de la madrugada cuando una notificación en mi teléfono alertó mi profundo sueño, los videos de las cámaras de seguridad habían llegado.

Me levanté rápidamente, encendí la laptop y corrí hacía el baño a lavarme la cara. Acto seguido pasé a la cocina por un café.

Sentada en el escritorio, lo primero que hice fue encender uno de los cigarrillos de marihuana que había comprado antes de llegar a casa, luego accedí a mi correo personal; eran tres videos, cada uno tenía una duración de veinticuatros horas, es decir un video por día. La velocidad de descarga en esa zona no era la mejor, abrí Instagram para que el tiempo aconteciera y no me desesperara. Qué estúpida me sentí pensando en que podría soportar la espera; la primera taza de café no duró ni cinco minutos, sabía que me llevaría tiempo así que traje la jarra de la cafetera conmigo. Mis ojos no dejaban de direccionarse a la fecha y hora de mi computador: 04:12, 09/21/2021.

Luego de media hora.

Busqué por toda la casa una maldita libreta y lapiceros de colores. Reproduje el primer video.

"09/19/2021. Día en el que el vestido fue diseñado en su totalidad. A las 09:22, los últimos costureros hicieron su respectivo sellado en las bolsas de seguridad y lo llevaron al apartado de revisión. Sheila se encargó de revisar los últimos detalles antes de guardarlo en la recamara a eso de las 11:02. Luego apareció Marco y abrió la compuerta para guardarlo con Susana, pero no lo hicieron, creo que al parecer por un daño en la bolsa que lo cubría, así que lo devolvieron a embalaje. Realizaron la nueva cubierta casi a las 17:48. Lógicamente, como no se encontraba Marco ni yo en la empresa, lo dejaron colgando cerca a la recamara." Anoté en mi libreta.

Llené de nuevo la taza de café y me la embutí a tope. El sueño me estaba dominando.

Continué con los videos.

"09/20/2021, No tenía sospechas del transcurso del día hasta que Rachel entró al área de producción y justo se paseó cerca al vestido colgando, todo esto a las 09:18. Quizá podría estarlo observando, pero en lo que he vivido en mis años de trabajo en Marquesina, Rachel odia entrar a la planta de producción. Tal cuál como dijo Susana temprano, no asistió a la empresa. Me parece muy extraño que hayan pasado más de seis horas desde que entró el personal y Marco no de su presencia y más para guardar el vestido.

Hasta que apareció, 14:57. Entró con varios, no sé, ¿inversionistas? Qué gente tan extraña, les enseñó el vestido y abrió la compuerta para guardarlo. Casualmente la alarma de incendios se activa y los empleados empiezan a evacuar el área. ¿Por qué nadie me avisó de ese suceso? ¿Susana estará enterada? Un momento, el vestido desapareció sin más"

Ralenticé el video, borraron seis minutos del video. Le pedí a Ned que me enviara el video sin ediciones, es algo absurdo que editaran la grabación y el no supiera.

La grabación continuó su curso sin ninguna otra anomalía. El tercer video lo observé de rapidez, pues fue el del día de hoy y no hubo ninguna acción sospechosa. 

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