Capítulo 1

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Ren

Lo único que se escuchaba eran nuestras pisadas, aunque mejor dicho, las pisadas de Lale, el brusco de Lale.

-Lale, ¿Podrías ir con más cuidado? -Le pregunto ya exasperado- Por sino te acuerdas, si alguien nos descubre aquí, estamos muertos.

-Creeme, Ren, la muerte sería la salida más agradable que nos podrían dar.- Añade León.

-Es que no paran de aparecer ramas debajo de mis pies, os juro que no lo hago adrede.

León y yo miramos a Lale y suspiramos.
Seguimos nuestro camino. No he exagerado cuando he dicho que si nos descubren estamos muertos. Nos encontramos en el Bosque prohibido, en el territorio de las ninfas y ninfos. Puede que ellos ya no supongan una amenaza como antaño, pero nuestros superiores nos tienen prohibido acercarnos a ellos, a su pueblo, aquí.

Desde que soy pequeño me han enseñado lo malos que eran los ninfos, como conseguimos derrocarles, porque se creían los reyes de Gadeon. O eso dicen. Hace 60 años que dejaron de "existir" ya que sus poderes están sepultados bajo un hechizo que hizo en su día Malek, el guerrero de nuestro pueblo, el brujo más poderoso. O eso dicen. Ahora, el pueblo ninfo trabaja para nosotros, los brujos, pero yo lo veo, lo veo en los ojos de las sirvientas, la veo en el gruñido del vendedor de telas siempre que le pagan menos de lo que es, lo veo en todas las caras de ninfos y ninfas que cada día bajan a la ciudad a ganarse la vida.

Veo el odio que cada vez aguantan menos.

-Al general no le gustaría nada esto...- dice Lale.

-Ni al general ni a nadie de la ciudad le gustaría nada relacionado con los ninfos. Merecemos la existincion por ser tan idiotas - Continua León. León es un soldado como nosotros y como nosotros, no eligió su destino. Simplemente nació sin sin magia, un brujo no mágico, así que lo llevaron al castillo, a entrenar y convertirse en soldado. Cómo a todos. No tenemos opción, no podemos negarnos, porque eso significaría que no apoyamos a nuestro pueblo, por ende: traídores.

Y entonces escucho algo.

-Shhh, silencio chicos- les digo yo.
Seguimos avanzando hacia el ruido, con muchísimo cuidado. Salimos de la protección de los arboles, a un claro, con un árbol inmenso en el centro.
Ahí estaba un conejo comiendo tranquilamente, a los pies del árbol.
Nos relajamos al ver que solo se trataba de un conejo, hasta que miramos mejor.

Hasta que miro mejor.

Hasta que la veo.

Y puedo jurar que el corazón dejó de latirme ese instante.

                          °     °     °
¡Aquí está el capítulo 1 oficial!
Tengo mucha ilusión con esta historia, espero de corazón que os llegue a gustar (si es que alguien la lee jeje)
Grace🌿

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