Aylin
Ren, que así se llama el chico que me ha tenido que sujetar dos veces para evitar mis caídas, me lo cuenta todo.
Y lo que más me extraña es como parece hablar con odio de los suyos, me extraña, pero no me quejo.
Puedo resumir en que: Ganaron los brujos, porque aunque es cierto que ellos son menos, porque no todos nacen con los poderes, son entrenados para matar. Y nosotros somos pacifistas, a no ser que hayas entrenado en el Templo como Elías, yo y unos poquitos más, no sabes nada de lucha.
Elías. No paro de pensar si seguirá vivo y de ser así, ¿cómo se verá ahora? Han pasado 60 años, por el amor de Dios. Y aunque una parte de mí está más que enfadada por lo que me hizo, no puedo evitar entenderle. Pero eso no quitan mis ganas de ir a buscarle y darle un puñetazo.
-Entonces, si ganasteis vosotros, que pasó? - Me atrevo a preguntar, esta vez mirando a nadie en concreto.
-Malek lanzó un hechizo que sólo él conocía y os arrebató los poderes y así poder ganar. Os arrebató todo. -Dice León.
-Tu pueblo se ha reducido a menos de la mitad y solo salen fuera de la ciudad los que trabajan para los brujos, en algunos trabajos que preferimos evitar comentar... -Continua Ren, mirándome fijamente. Como sino se cansara de mirarme.
-¿Menos de un cuarto? - Me salen las palabras ahogadas.
Lale, que sigue igual de nervioso que al principio, se remueve aún más en su sitio, encima de la hierba.
Y pregunta:
-¿Quién te dejó aquí 60 años?
Y respondo sin pensar:
-Mi mejor amigo.
-Luego te quejas de nosotros, Ren -dice León y este le empuja para que se calle.
-Y si sois pertenecientes al pueblo de los brujos y por lo que veo, sois sus soldados, ¿Que hacéis aquí y por qué no me habéis matado?
-Nosotros no somos como ellos. -Dicen los tres a la vez.
Me dan ganas de sonreír, muy en el fondo. Pero estoy tan ocupada en asimilar todo, que solo me salen lágrimas. Me seco corriendo con los puños de mis mangas, me pongo de pie, que ya estoy más recuperada y miro al bosque antes de decir.
-Yo tengo que ir a la ciudad.
-No puedes. Hay guardias nuestros por todos lados, os tienen encerrados, si llegas y les dices "Ey, hola, he estado 60 años dormida por poderes de ninfos. Me dejáis pasar?", ¿Qué creés que harán?. -Me mira severo Ren.
- Sé cómo llegar al templo sin tener que pasar por la ciudad.
- Si hablas del templo en la cima de la montaña, hace 40 que está hecho pedazos... -Susurra Lale. Cada vez que ese chico abre la boca, muere un gatito.
La notícia del templo caído no me afecta, creo que ahora mismo tengo una armadura en el corazón, porque solo puedo pensar en que sin Templo no tengo hogar, sin ese hogar no tengo a mis maestros, que por edad tienen que estar muertos y por tema de la guerra no sé quien de mis compañeros puede quedar vivo.
Elías. Tiene que tener 85 años sí sigue aquí y espero que siga así.
Pero si todo está dominado por los brujos, ¿qué voy a hacer yo? Desde pequeña he sido entrenada, mis poderes con la naturaleza son uno, pero yo estoy sola. Contra un pueblo entero. No tengo ni una oportunidad. No mientras siga sola.
Y no tengo más opción.
Así que lo he decidido: necesito un plan. Necesito encontrar a Elías.
Tengo que encontrar un sitio y sé perfectamente donde ir.
-Me voy. -Suelto sin más, me levanto, quedándome apoyada en el árbol, mirando hacia el norte, donde tiene que estar la cabaña.
-¿Dónde irás, chica? -Creo que el que habla es León, estoy muy enfrascada en mis pensamientos.
-No es de vuestra incumbencia. -Les miro- Me habéis ayudado y a cambio juro que nunca le diré a nadie de vosotros. Así estamos en paz, brujos.
Sin poder evitarlo, miro a Ren.
Ren. Me gusta su nombre.
- Déjame ir contigo. -Dice este de golpe
Y preguntamos los tres a la vez:
-¿Cómo?
° ° °
Esta tarde subiré el sexto capítulo y mañana más ✨
Por cierto, ayer mismo me cree una cuenta en Instagram, me llamo: Graceciprianon
Y espero que os vaya bien el viernes 😊
Grace🌿

ESTÁS LEYENDO
La Ninfa
FantasyUn reino. Dos pueblos. Separados por el odio. El pueblo Ninfa y Brujo. Especies distintas. Una guerra que lleva ya 60 años llevandose vidas. Ren. Un brujo no mágico cansado de lo que su pueblo hace a los Ninfa, una tarde cualquiera decide saltarse e...