Capítulo 2

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Ren

-¿Qué narices hace una chica aquí? - Suelta León.

Y yo sigo quieto.

Mi corazón vuelve a bombear, pero ahora va a un ritmo frenético. Y es que, en el árbol, enredada mediante ramas y raíces, hay una chica dormida, con la cara de la más absoluta tranquilidad. Cómo si no estuviera atrapada en un árbol, en medio del Bosque prohibido, ella sola.

Inconscientemente me voy acercando.
-Espera -me frena Lale- Mirarla bien, sus orejas.

Y es cierto, no son orejas normales, es una ninfa.

-¿Será consciente de donde está o simplemente iba drogada y acabó abrazada a este arbol?- Suelta León, tan irónico cómo siempre.

Y a mi siguen sin salirme las palabras.
La ninfa en cuestión, que parece plácidamente dormida, sujetada por las raíces llenas de musgo, tiene el pelo largo del color del atardecer y unas pecas por todo su rostro, como una noche estrellada.

Es preciosa.

Y es una ninfa

El enemigo.

Se supone.

Entonces, por fin hablo:

-Vamos a cortar las raíces y despertarla.

-¿Y qué quieres hacer? La llevamos al castillo y la presentamos a todos para que le metan un tiro en la cabeza? -Dice León. -Hay que llevarla con los suyos, Ren.

Y sé que tiene razón, pero una parte de mí no piensa con claridad y solo quiere sacarla de ahí, urgentemente. Sin pensar en el después. Es una pobre chica nacida en un pueblo sometido. Sometido por mi pueblo.

Me dan ganas de vomitar.

-Tenemos que liberarla de las raíces al menos, sino puede morir aquí, sin comida ni agua.- Digo

Y por raro que parezca, Lale dice algo bastante interesante.

-Chicos, estas raíces tienen musgo y se ven viejas. Yo creo, que esta chica lleva aquí un tiempo, bastante, de hecho.

Y tiene toda la razón. Es muy extraño, nadie nos ha contado nunca que en el bosque estuviera una ninfa atrapada.(Aunque si tenemos que fiarnos de lo que mos cuentan...) También es verdad que se nos tiene prohibido el venir aquí. El bosque es lo unico que separa nuestro reino del suyo. Donde aún quedan rebeldes, aunque a mi parecer, todos son ya rebeldes y razón no les falta.

Me acerco, me subo un poco al árbol y cuando estiro mi mano para llegar a una raíz que la sujeta, se me seca la garganta.

Me cuesta respirar y creo que el corazón se me ha vuelto a parar.
Sigo con mi misión, toco la raíz y esta, al instante, desaparece. Esta y todas las demás. Y la ninfa sigue de pie, pegada al árbol, con una ropa que me recuerda a los libros de historia que el profesor Dave nos obligaba a leer.

Se hace el silencio.

Y abre los ojos.

° ° °

Y por fin empieza lo interesante jeje
Grace 🌿

La NinfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora