AylinLlevamos un par de horas caminando por el bosque y yo me siento viva.
Me he quitado los zapatos para sentirlo todo mejor. Vamos a un ritmo tranquilo, con nuestras mochilas a cuestas, ellos a veces cuentan anécdotas de cuando estaban en el Castillo.La verdad es que me caen bien. Hace cuatro días que les conocí, pero me gustan. Y sino fuera por ellos, no estaría despierta...
-Chicos. - Me giro a preguntarles, ya que voy por delante- ¿Cómo hicisteis para despertarme? Cuando fui al pueblo, mi amigo me dijo que él lo intentó por años.
-Bueno, simplemente me acerqué y toqué una de las raíces. -Dice Ren.
¿Y ya está?
-¿Nada de màgia? -Sigo atònita.
-Te recuerdo que somos No mágicos, enana. - Me sonríe Ren.
Enana. Por algún motivo me gusta como suena ese apodo en su boca. El primer dia también me llamó así.
Aylin. Que te desvías.-¿Tu amigo ninfo no podía? ¿Y Ren solo con acercarse puedo...? -Interrumpe León, gracias a Dios porque mi cabeza se iba a pensamientos preocupantes - Igual estaba destinado, igual teníamos que venir nosotros.
Me lo quedo mirando, no hay atisbo de broma alguna.
Nosotros los Ninfas creemos en el destino, casi toda nuestra vida ha estado basada en la palabra Destino. Aunque yo no le daba muchas vueltas.
Pero que lo diga un brujo, por algún motivo, hace que se me gènere una duda dentro de mí, preguntas.
Destino.
-Si eso es verdad, hemos hecho bien en no despegarnos de tí, Aylin - Me dice sonriendo Lale.Ren está como yo, callado y pensativo. Me cuesta creerlo, pero si están siendo sinceros en què no hicieron nada, algo tiene que haber. Quizá si existe el Templo del noreste y encuentro a alguien que me ayude con el hechizo que lanzó ese brujo a mi pueblo, le pueda preguntar por mi propio hechizo.
Pero entonces algo me distrae.
-Ey, brujos, escuchad. -Les digo haciéndoles callar con un gesto rápido de mano.
Y entonces lo reconozco.
-Una cascada - Susurra Ren lo que yo estaba pensando. Y me mira directamente a los ojos durante un instante, antes de apartarlos y agachar la cabeza.
-¡Pues vamos! - Concluye un muy feliz León.
Nos acercamos y en efecto, en mitad del bosque, en esta zona a la que yo nunca había llegado, hay un pequeño lago con el agua completamente cristalina, preciosa. Y una cascada no muy grande se encarga de que el lago nunca esté vacío.
Está rodeado de arboles en flor, cuyos petalos caen sobre el agua, haciendolo todo aún más bonito.
Y pienso en la charca que teníamos en el Templo e ibamos a jugar en nuestros días libres.
Me giro hacia a ellos, que siguen mirando con la boca abierta, supongo que nunca habían visto algo parecido, si les tenían ahí encerrados.
Me dan pena.Son buenos chicos. Chicos brujos, pero buenos.
-Vamos, al agua, brujitos. - Les digo mientras me quito la ropa.
Que está consiste en unos pantalones de tela marroncitos cortos y una camisa de mangas abullonadas blanca, de lino. No habia mucho en la cabaña, necesitaremos ropa nueva.Me quedo con mis ropajes interiores, que son los que he mantenido estos 60 años. Mi vendaje en el pecho y una tela que sirve de braga.
Igual ha evolucionado esta parte de la ropa.
Les vuelvo a mirar.
Lale y León están dados la vuelta y Ren me mira para acto seguido preguntarme.

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La Ninfa
FantasyUn reino. Dos pueblos. Separados por el odio. El pueblo Ninfa y Brujo. Especies distintas. Una guerra que lleva ya 60 años llevandose vidas. Ren. Un brujo no mágico cansado de lo que su pueblo hace a los Ninfa, una tarde cualquiera decide saltarse e...