Capítulo 9

29 4 1
                                    

Aylin

Estoy nerviosa. Para mí, hace solo un día que no estoy en el pueblo, pero realmente hace 60 años. No sé como de cambiado estará, ni de si veré a alguien conocido.

Elías, ¿Estará él ahí? Necesito verle. Estoy enfadada con él, por hacer lo que hizo, aunque entendible, pero aún así, necesito verle. Abrazarle.

Estamos los cuatro rebuscando en todos los armarios, siempre hay ropa aquí, para quien lo necesite, al menos antes bastantes Ninfas se refugiaban en esta cabaña.

-Mira, Aylin- Dice Lale. Ya he memorizado las voces de los tres, son fáciles de distinguir, especialmente la de Ren. -Esto es perfecto, todo negro.

Me acerco y veo que es una caja con pantalones, camisetas e incluso capas negras, de todas las tallas.

Levanto un mono negro, ajustado, ideal para hacerme aún más pequeña.

-Yo me quedo el mono. -Le digo y busco una camiseta y pantalón grandes para León, que serà quien me acompañe, mientras que Lale y Ren se encargarán de hacerse pasar por los guardias.

Lanzo las prendas que he cogido para León hacia su espalda, que està agachando buscando en otra caja.

-Eeeee, ¿Por qué me tiras así la ropa, Ninfa?- Ni me molesto por el "Ninfa" porque no lo ha dicho de manera despectiva.

-Tu ropa oscura. Nos irá bien para movernos en la oscuridad. -Digo sin más.

Veo que Ren está en la habitación donde tenemos reservas de todo tipo, incluyendo armas. Aunque doy por hecho que serán ya armas muy antiguas para ellos y de por sí, las nuestras suelen ser más rústicas de lo normal. Todo madera. Todo para que podamos controlarlas.

Me posiciono a su lado, sigue sorprendiendome lo alto que es.

Carraspeo.

-¿Sabes usarlo?

Tiene en sus manos un arco pequeño, que viene muy bien para cuando tenemos que saltar o correr entre los árboles. Sus flechas son pequeños dardos.

-Se me da bastante bien el tiro con arco -Y dicho esto, inclina su cabeza hacia abajo para poder verme mejor. - ¿A tí?

-A mí se me dan muchas cosas bien.

Él se ríe.

Y me doy cuenta de lo que he dicho.

Siento como se me calientan las mejillas, pero al mirarle de nuevo, veo como tiene cierto color rojizo sobre las suyas y mira otra vez hacia el arma, sin dejar de sonreír.

Noto una punzada en el corazón.

Como si me hubieran pelliscado en el centro de este.

Llevo dos días con este brujo del que aún no sé pràcticamente nada, ¿qué se supone que me pasa? Debo de centrarme.

-Pues llévatelo. Es fácil de ocultar y nunca se sabe.

-Sí, me lo llevo, gracias, Aylin. -Sigue sin mirarme y por algun motivo lo agradezco, me arde todo.

Voy a la que he usado como mi habitación y me pongo el mono. Es de cuello alto, mangas largas y llega hasta los tobillos. Me pongo las botitas que llevaba y me recojo mi largo cabello ondulado en una cola de caballo. Perfecto.
Dejo mi vestido corto de gasa encima de la cama, para recogerlo algún día, cuando pueda volver aquí con todo solucionado.

Se ve intacto, como si en 60 años no hubiese estado expuesto al clima. Es sencillo, cómodo, lo usaba cuando salía del Templo, me lo regaló Elías cuando cumplí 18 años.

Salgo de la habitación, veo a Ren y Lale con sus bolsas bien cargadas, supongo que de armas. León se ha cambiado también y me mira. Enseguida desvía la mirada.

-Chica, que eres la primera mujer que tenemos cerca, cuidado que acabarás con nosotros. -Dice Lale y León y Ren le pegan una colleja cada uno.

-¿Y? - Porque la verdad no entiendo nada de la que ha dicho.

-Nada. -Escupe rápidamente Ren. -Va a anochecer, deberíamos ir yendo, estamos arriba del todo del bosque.

Así que sin más, salimos de la cabaña y después de la cueva. El bochorno de una noche de verano nos golpea de golpe.

Levanto la vista hasta el cielo. Está lleno de estrellas y la luna ilumina absolutamente todo.

-Quizá no es la noche más oscura de todas... -Dice León.

-No os preocupéis, va a salir bien. -Les digo segura, porque de alguna manera así me siento.

Empezamos a descender por el bosque, no nos preocupamos de hacer ruido, y menos mal, porque Lale es la persona más ruidosa caminando que he conocido. Aún tenemos un buen trecho hasta estar cerca del peligro.

Estamos agazapados en unos arbustos y podemos ver la entrada a la ciudad, vigilada por unos guardias que están hablando entre ellos tranquilamente.

-Vale, se supone que en unos instantes empezaran a dar la vuelta a la ciudad. Hasta que lleguen los otros dos guardias, tendremos un par de minutos con suerte. Tenemos que ser rápidos y discretos. Así que Ren, no te reprimas. Déjales inconscientes, les sacamos la ropa y nos la ponemos. Después esperamos a que lleguen los otros guardias, les saludamos y entramos a la ciudad para dar la vuelta.

-¿Donde vamos a dejar a esos dos inconscientes? -Pregunta Ren.

-Pues entre la maleza del bosque. -Resuelve Lale.

-¿Cómo los vas a dejar inconscientes?- No puedo evitar preguntarle a Ren.

Como estamos agazapados, los cuatro apretados, mi brazo toca completamente su brazo y noto como me tiemblan hasta las pestañas.

-¿Interesada en trucos de Brujos, ninfa?- Me susurra cerca del oído.

Que valiente parece a veces y que tímido otras.

-Me es indiferente, era para ser amable. León, vamos a la parte de atrás.

Me pongo en pie y junto con León empezamos a caminar.

-Suerte, chicos -Les dice este a sus dos amigos.

Yo no me giro.

° ° °

¡Holiiis!

¿Alguien que me esté leyendo le gusta el manga?
A mi me flipa y uno que me inspiró a escribir esta historia fue: Akatsuki no Yona 🖤

¡Ya es domingo por la tarde y queda menos para volver al trabajo!😭

Grace🌿

La NinfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora