dos

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Pido un café, y no demoran en traerlo a mi mesa. Me saco el gorro de la cabeza y suspiro al sentir el calor contrastando el helado ambiente de afuera en mi cuerpo

Eran casi las doce de la noche, y solo hay una familia en el local junto a mi. Se notaba de lejos que estaban de paso, de seguro solo era una parada del viaje. Las mochilas y bolsos descansaban en sus pies, justo debajo de la mesa

Sonrío cuando el bebé que está con ellos estalla en carcajadas, y los de su alrededor ríen con el niño

Hacía bastante tiempo que no sonreía

Sonaba un jazz en un volumen moderado, tan espectacular que mis pies se mueven solos al ritmo de éste. Y se me viene a la mente uno de esos que papá me mostraba cuando era niño, cuando los CDs de aquel género sobraban de a montones en mi casa, y era lo único que escuchaba aquel entonces

Todo sería diferente si él estuviera vivo

Siento una mirada sobre mí desde la barra, y llevo la vista hacia allá. Una chica de un largo cabello negro y ojos celestes baja la mirada de inmediato cuando se encuentra con la mía. Tenía una piel pálida como pocas veces había visto y un choker negro en el cuello que, por alguna razón, me llamaba la atención. Sigue escribiendo en un papel hasta que otra chica la llama, le indica la puerta de salida y se saca el delantal para luego salir

Vuelvo hacia mi eje y prendo mi celular para fijarme boletos de autobuses, claramente, sigo ignorando las fastidiosas notificaciones. Me iré en el más barato, y luego encontraré donde quedarme. Donde poder descansar, lejos de todo ruido

Me encuentro con uno que sale a las cinco de la mañana, puedo pagarlo y parece un lugar bonito. Me decido por ese boleto cuando veo que la terminal es cerca de aquí, y que se ubica lejos de mi casa, donde no me pueden encontrar

Faltan varias horas para el viaje, debo buscar un lugar donde dormir y recuerdo el hotel que vi a unas cuadras de aquí. Vuelvo a abrigarme, me levanto de mi lugar y salgo del café

Me aferro a mi mochila y camino hacia la derecha, pero un grito me hace frenar en seco. Miro hacia esa dirección, en el fondo del local.

La chica del café se trata de liberar del agarre del hombre, que se opone contra la morocha con violencia al agarrar sus brazos con ambas manos

Lo pienso unos segundos, pero me acerco a ellos

-¡Me estas lastimando, Blas!- exclama mientras una lagrima baja lentamente por su mejilla

-¿Necesita ayuda?- pregunto y los dos me miran

Él con confusión y ella totalmente aterrada

-Todo está bien- responde el hombre

-No estoy hablando con usted, le estoy hablando a ella- digo y alza una ceja

-Estoy bien, gracias- responde con su voz entrecortada

-No está bien, la está lastimando- señalo su brazo, pero el chico no la suelta

-No es su asunto, nadie le pidió que se metiera- se gira completamente soltandola, y me mira fijamente

-Es mi asunto porque le está haciendo daño. Váyase usted o llamo a la policía- la morocha cierra sus ojos con fuerza por unos segundos

No era una buena idea llamar a la policía, sin dudas me iban a encontrar, pero tampoco podía dejarla sola

-¿Usted va a llamar a la policia?- se acerca a mi con una risa seca, y ella se interpone en su camino inmediatamente- ¿Quién se cree que es?

-Blas, ya está. Calmese, por favor

-¡Usted se calla!- la empuja a la pared con fuerza, pero la agarro rapidamente antes de que su espalda impactara con ésta

-¿Está loco?- pregunto incrédulo y marco 911 en el celular sin pensar en nada más

Tan solo pude mirar hacia arriba, lo último que veo es su puño impactar contra mi cara y siento mi cuerpo cayendo como si todo pasara en cámara lenta

Luego un grito de la chica

Y todo se volvió negro

Alaska - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora