veintiuno

387 44 17
                                    

leer este capitulo con:
El Color Del Ayer- Tan Bionica

Ahora estoy en una sala, acostado en una cama. Todo lo que puedo ver es blanco

Paredes blancas

Sábanas blancas

Puertas blancas

Cortinas blancas

Tengo una bata de hospital, y me siento menos adormecido en comparación a la última vez que había despertado. Me encuentro con moretones y pinchazos en mis brazos

Carraspeo mi garganta y noto que me arde más de lo que recordaba, me duele tragar. Mi piel se ve más pálida y dudo que sea a causa de la luz blanca que tengo encima mío

La cabeza me da mil vueltas cuando me levanto lentamente y con esfuerzo. Ignoro la horrible sensación de tener un montón de rocas sobre mi pecho, y aún así, toco el frío piso con mis pies descalzos

Me desestabilizo cuando me paro y tengo que agarrarme de la camilla con fuerza para no caerme. Doy un paso hacia la puerta, y recuesto mi pecho en ella, porque mis pies vuelven a traicionarme y mi cuerpo cae allí

La pequeña ventana que tiene la puerta tiene un papel gris pegado, imposibilitandome el ver hacia afuera. Rasgo la textura con uno de mis dedos, lo suficiente para llevar mi vista allí

"Esquizofrenia"

Eso que sospechaban que tenía cuando me escapé del hospital

Trato de abrir la puerta, pero suspiro al encontrarme con que está trancada. Apoyo mi frente en ella, porque no hay escapatoria y estoy cansado

Y enfermo

Apoyo mi espalda en la puerta y me dejo caer lentamente al piso hasta que estoy sentado en él. Se me eriza la piel por el frío y cierro mis ojos unos segundos

-Su papá tiene razón- escucho su voz y abro mis ojos

Si esta tormenta dejó solo tristeza
Si este silencio me aturdió la cabeza

Alaska está sentada a mi lado, con una sonrisa leve y con sus ojos celestes más fríos y brillosos que nunca

-¿Qué más da? Si ninguno de ustedes es real- susurro

-¿Está realmente seguro?

-Si fuera real no se hubieran ido- contesto- En parte los entiendo, todos se van por mi

-Yo no me fui por usted, yo vine- corrige- Usted me encontró

-Y luego se va- excuso

-Yo ya hice una parte de mi parte aquí, ahora le toca- dice y suspiro, mirando hacia delante

Ya me ganó la depresión por knockout
Y las noches de insomnio violentas me quieren matar

-No quiero hacer nada, Alaska

-Su papá tiene razón- repite- Tiene que salir a buscar lo que le hace bien, justo como cuando nos encontramos

-¿Tengo que salir a buscarla?

-Cuando le toque salir de aqui, si

-¿Y cómo? No sé por donde empezar, ni siquiera sé si sos real

-Yo voy a ayudarlo, tranquilo- dice- Pero necesita hacer algo antes

Yo necesito eso que alguna vez me diste
Es un remedio para mi corazón triste
Es una forma de resucitar
De pasar el invierno, pararme y salir a buscar

La miro

-Encontrarse a usted, principito- responde

-¿Por qué se fue?

-No me fui- me dice sonriente, igual que papá- Yo no me fui, así que necesito que no se vaya

Yo creo en eso de volver a empezar
Una noche cualquiera, princesa, no puedo encontrar

-Por favor, Alaska, dígame que es real- pido en un susurro y una lágrima cae en mi mejilla- No me deje solo 

Ella sonríe de lado, acariciándome la mejilla. Cierro mis ojos unos segundos ante su tacto

-No voy a irme, Juan- susurra y dejo de sentir sus caricias

Estoy buscando y está todo perdido
Soy una huella en el camino del olvido

Ella ya no está

Y no hay nada en el mundo más triste que mi soledad

Alaska - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora