dieciocho

384 49 29
                                    

Siento unas caricias en mi cuello cuando despierto, y noto que estoy abrazado a ella, con su cuerpo encima del mío. Ahora el living tomó un aspecto de color rojizo en las paredes, por las cortinas de ese mismo color que no dejan entrar a los rayos de sol con intensidad

Sonrío apretando más su cuerpo entre mis brazos y ella ríe, con su rostro apoyado en mi pecho

-Hola, principito- saluda

-Hola, Alaska

El olor a jazmín persistía

Y la risa de Alaska decorando sonoramente el ambiente, también

-¿Durmió bien?- me pregunta

-Si- contesto abriendo mis ojos completamente- Hace mucho que no dormía tan bien

-¿Esto es palabrería o me está hablando enserio?- cuestiona y yo río

-Es de verdad, tengo problemas para conciliar el sueño- respondo sincero- A lo mejor fue su compañía que me hizo dormir perfectamente

-Mire...me preocupa mucho su sueño- dice levantando su vista y yo sonrío divertido

-¿Ah si?- alzo mis cejas y ella asiente

-Si, claro que si. Si soy de tanta ayuda como dice...puedo ayudarlo

-¿Aunque eso signifique dormir conmigo?

-Creo que puedo arriesgarme, Juan- guiña un ojo antes de que sus labios caigan sobre los míos

-Mucha palabrería, Alaska- me burlo entre besos y sonríe

-Al menos lo admito- excusa y muerde mi labio inferior levemente- Uno de los dos tiene que ser el sincero

-¿Yo no puedo serlo?

-Intentemos- dice y deja un último beso en mi boca

Reposa su mentón en mi pecho y sus ojos celestes me miran expectantes, logrando que mi piel se erice. Su sonrisa sigue intacta y me doy cuenta que podría pasar horas intentando descifrar cuantas pecas tiene en sus mejillas

-Es muy bonita- digo y niega risueña

-Usted también lo es

-¿También soy bonita?- bromea y carcajea

-¿Así que ese fue su mejor intento de ser sincero?

-¿Quiere más?- pregunto y asiente

-Dígame algo que nunca se lo haya dicho a nadie

Suspiro mirándola

Puedo decirle que después de que se murió papá, estuve dos semanas durmiendo nada más que una o dos horas al día

Que si me pego accidentalmente con una piedra en el pie, inmediatamente tengo que pegarme en el otro para sentir las mismas sensaciones por igual

Que cierro todas las puertas y cajones antes de irme a dormir

Que me dan miedo los martes trece y pasar por debajo de escaleras

Que mis amigos últimamente no están cayendome muy bien, al menos no como antes

Que no me gusta usar medias porque siento que los dedos de mis pies no son libres

Que me baño con agua caliente aunque estemos en verano

O...

-Escribo cuentos- digo y abre sus ojos con sorpresa

-¿Cuentos?

-Cuentos infantiles- explico- Para, en un futuro, poder leérselos a mis hijos antes de irse a dormir

Las comisuras de su boca se elevan levemente hacia arriba y niega con su cabeza. Besa mi mejilla y vuelve a abrazarme

-Eso es lo más tierno que escuche en mucho tiempo- dice y sonrío- ¿Nunca se los mostró a nadie?

-No, me da vergüenza hacerlo- respondo- ¿Está bien ese nivel de sinceridad?

-Ajá, gracias por confiar en mí- contesta en mi cuello- No me imaginé que querría hijos

-Si, pero en un futuro muy lejano- aclaro- ¿Usted?

-También- responde- Pero en muchos años, si

-Yo puedo ayudar con eso

¿Lo dije o lo pensé?

Creo que las dos cosas

Alaska me mira inmediatamente con una sonrisa que me hace reír

-Mire, ya vamos conociendo al verdadero Juan Pablo- bromea- ¿Y cómo se supone que me puede ayudar con eso?

-No he alcanzado ese nivel de sinceridad aún- respondo y ríe

-Vamonos antes de que esto termine en otra cosa- dice risueña y se levanta, estirando su mano hacia mí

-¿A dónde?

-Al teatro que te dije ayer- sonríe y señala la puerta con su cabeza

Me levanto del sillón, y sin más, nos vamos hacia allí

De la mano

.

.

.

agárrense fuerte para el próximo capítulo...solo eso

Alaska - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora