siete

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Caminábamos en silencio, todo lo que se escuchaba eran nuestros pasos y la brisa golpeando suavemente las hojas de los árboles

Alaska me miraba a veces de reojo, y yo lo podía notar. No podía comprender que sentía la de ojos celestes en este momento

Si me quiere decir o preguntar algo pero no se anima

O si se arrepintió y se dió cuenta que llevar a alguien que no conoce a su casa, es una pésima idea

Nos quedamos unos minutos más así, pero de repente, habló

-Juan Pablo- dijo lentamente, como si mi nombre fuera un objeto de análisis

-Alaska- contesté de igual forma y rió- Me gusta su nombre

-Gracias- sonríe agradecida- A mi me gusta el suyo

Hago una mueca y vuelve a reír

-Es muy normal- respondo levantando mis hombros

-Lo lleva muy bien para ser muy normal- dice y alzo las cejas

-¿Osea que soy raro?- ella niega con diversión

-Nunca dije eso- excusa risueña- Además, no lo conozco lo suficiente para decirlo

Me río en voz alta, porque precisamente, no me conoce pero me está llevando hacia su casa

Yo estoy dejando que una extraña me lleve a su casa

¿Qué estoy haciendo?

-Yo soy Alaska, y yo si soy igual de rara que mi nombre

No puedo negarlo

-¿Sabe por qué le pusieron Alaska?- pregunto con curiosidad

-Adivine donde se conocieron mis padres- abro mi boca con sorpresa

-¿Se conocieron en Alaska?

-No, pero hubiera sido bonito ¿Verdad?- largo un bufido y carcajea- No tengo ni idea porqué me llamo así, Juan

-Les habrá gustado y ya está- opino y asiente

-¿Y usted sabe por qué se llama Juan Pablo?

-Por la misma razón, supongo- río- No conozco ninguna razón especial

Esta vez, cuando volvemos a quedarnos en silencio, soy yo él que la mira

Y está sonriendo

-¿Vive aquí?- cuestiono y lleva su vista a mi

-Vivía- corrige- A dónde estamos yendo es a la casa de mis papás

-¿Ellos están ahí?- pregunto y se queda en silencio unos segundos

-No, se fueron a otro país hace un tiempo- noto un poco de tristeza en su voz, así que no vuelvo a tocar ese tema- Siempre vuelvo cuando necesito descansar

-¿Mucho trabajo?

-Mucha vida- contesta con una sonrisa amarga

Suspira y mete sus manos en los bolsillos de su campera beige. Camina mirando hacia sus pies, y tan solo puedo pensar en que, Alaska parecia tan triste, tan rota, que en cada grieta que ella tenía, un poquito de su luz salía para iluminar su alrededor

¿Por qué sus ojos fríos y tristes emanaban tanta tristeza, pero a su vez, ella tenía una energía tan cálida y pacífica?

¿Qué vida lleva? ¿Qué cosas le habrán pasado?

Lleva un mundo consigo del que no fui, ni soy parte, y que a cada segundo que pasaba me daban más ganas de descubrir

Alaska - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora