seis

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Me despierto y noto que el autobús no está en movimiento

Alaska no está a mi lado

Y no hay nadie en los asientos

Miro por la ventana rápidamente

Estamos...en la mitad de la nada

Y digo estamos, porque veo a los demás, junto al chofer, parados afuera

Con el ceño fruncido me levanto y bajo del autobús para ver que está pasando

La morocha me ve bajar y me sonríe mientras camina hacia donde me encuentro

-Se rompió el autobús- informa a pasos de mi- Quieren pedir que otro venga por nosotros, pero no hay señal para llamar a la empresa

-Que buena suerte- murmuro con sarcasmo y ella sonríe divertida, para luego alejarse unos pasos de mi

Miro hacia el cielo, las nubes grises estaban más oscuras de lo que recuerdo verlas antes de dormir. Iba a llover pronto, se notaba desde lejos

Suspiro y luego miro a Alaska

Está separada de los demás, como si la preocupación que sienten los pasajeros y la situación en general no fuera lo suficiente para afectarle. Pienso en que quizás está en su propia burbuja, inundada en su tranquilidad y pensamientos

Me pregunto que estará pensando en este momento, cuando la veo alzar su cabeza y cerrar los ojos por unos segundos. El viento mueve su cabello negro y largo como si de una bandera flameante se tratara. Separa sus brazos de su cuerpo, mueve sus dedos, y creo que trata de jugar con la brisa. Las comisuras de su boca se elevan un poco, y unos pequeños hoyuelos aparecen en sus mejillas

Veo sus ojos celestes abrirse lentamente y corro mi vista de ella de inmediato. Carraspeo mi garganta con un poco de vergüenza cuando noto que he estado mirándola más de lo que debía, y espero que no se haya dado cuenta

El chofer alza sus manos al aire con enojo, los pasajeros lo miran expectantes

-No hay señal- informa con amargura

Bien, esto va a llevar un buen rato

Subo al autobús cuando el frío vuelve a congelarme las manos. Me tiro en el asiento y el calor me hace sentir mejor de inmediato. Pienso en dormir un rato más, hasta que todo se solucione, así que cierro mis ojos

Pero escucho su voz

-¿Qué tiene pensado hacer?- pregunta y me encuentro con la morocha

Tiene apoyado el mentón en sus brazos, y a su vez, estos se encuentran reposados en el respaldo alto del asiento de enfrente

-Pues...dormir, hasta que nos vengan a buscar- respondo

-¿Tiene pensado quedarse aquí?

-¿Acaso es mala idea?- pregunto y hace una mueca

-No lo sé- contesta levantando sus hombros- Nadie tiene señal, nadie debe de saber ni siquiera en donde estamos

Bueno, esto parece aterrador

-¿Cuál es su plan?

-Irme- ríe bajito y abro grande los ojos

-¿Irse?- repito- ¿A dónde?

-A mi casa- contesta

¿Se golpeó la cabeza?

-Pero...si estamos en el medio de la nada- digo y ella carcajea

-Estamos a diez minutos de un pueblo- responde- Pero ninguno de ellos piensa en ir hacia allí caminando y pedir ayuda

Señala la ventana y yo río, porque todos siguen expectantes del celular, levantandolo en busca de señal

-Supongo que ninguno es tan aventurero- Alaska ríe y levanta su ceja izquierda

-¿Y usted?- pregunta- ¿Se va a quedar aquí, entonces?

Me toma unos segundos pensarlo

Pero decido irme con ella

Alaska - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora