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Pasaron cinco meses más en aquella campaña, con el tiempo ganaban territorios y su campamento se había movido ya tres ocasiones, cada vez estaban más cerca de Tahmasp.

Hürrem y Süleyman se hablaban solo lo estrictamente necesario mientras que Bali y el definitivamente no se dirigían la palabra y eso ponía las cosas un poco tensas para los príncipes quienes se llevaban muy bien con Bali, pero su padre era la persona a la que deberían ser leales.

Amelia había mandado ya muchas cartas, prácticamente le escribía al menos tres cartas al mes a Hürrem, a ella le gustaba pues de esa forma tenía más conocimiento de lo que pasaba en su hogar y con sus hijos quienes parecían extrañarla, de alguna forma estaban acostumbrados a la ausencia de su padre, pero no a la de su madre.

Bali entro y tomo por la cintura a Hürrem mientras esta leía la última carta enviada por su madre —Amelia te escribe mucho, creo que después de haberte perdido por muchos años no le gusta que estén separadas de nuevo— dijo con tranquilidad.

Hürrem no dijo nada, había algo que la hacía sentir extraña referente al tema.

Termino de leer la carta y la dejo sobre el escritorio en una caja con las demás, Bali Bey se estaba preparando para acostarse, Hürrem ya estaba en bata de dormir, cerro las cortinas de ceda, él estaba sentado en la orilla de la cama, ella se paró frente a él y comenzó a desabrocharse la bata para luego dejarla caer y quedarse solo en camisón, se sentó sobre sus piernas y lo beso de forma apasionada...

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Lo que esa noche paso se había repetido varias veces durante los últimos meses, resulto que ahora que estaban juntos no parecían poder separarse uno del otro, como si recuperasen el tiempo perdido por los años en los que ella estuvo con Süleyman.

Al medio día Hürrem hablaba con Rüstem y Alexander, estaban viendo las rutas que tomaban, las bajas que había de los soldados y como estaba su salud, por el momento no tenían un número de bajas significativo y los suministros al momento estaban bien.

Un guardia llego de forma rápida a Hürrem, bajo de su caballo apresurado —Majestad, el príncipe Mehmet fue con algunos jenízaros a hacer el recorrido de rutina, solo un soldado regreso al punto de partida— dijo con seriedad.

Hürrem rápidamente fue hacia uno de sus guardias y pidió su caballo sin importarle lo que dijeran, en cuanto este lo llevo fue con el guardia a donde vieron por última vez al príncipe.

Bali Bey intento seguirlos sin embargo estaban considerablemente lejos, cuando Hürrem y el guardia que iba con ella se dispersaron ella llego a un lugar y pudo ver a Mehmet sentado en el suelo.

Mehmet la miro y le grito —Madre es una trampa— dijo y justo en ese momento un hombre la derribo del caballo.

La tomaron del brazo y la mantuvo junto a él, segundos después al ver que nadie venia tras ella otros hombres llegaron, entre ellos un joven que a juzgar por sus ropas y por como caminaba era alguien importante dentro del círculo del Tahmasp pues la ropa que usaban los guardias delataba que pertenecían a él.

El joven examino a Hürrem de pies a cabeza —Supongo que esta es la hermosa mujer de la que todos hablan, la única en años que ha tenido las agallas de dejar al sultán—dijo con una sonrisa, aquel hombre esperaba alguna negativa o una grosería de ella sin embargo no fue así.

Hürrem le sonrió —No sabía que todos hablasen de mí, imagino que ahora hasta tu rey me conoce— dijo con tranquilidad.

El joven se rio y la miro sorprendido —Me causa un poco de gracia esta situación, otros en el lugar de ustedes dos me estarían llorando y pidiendo que los dejase ir o que acabara con su vida por miedo— dijo acercándose a ella.

Anastasia La Rossa (Hürrem Sultán)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora